La 'neumonía silenciosa', el gran misterio del coronavirus: "Respiraba bien, ni la vi venir"

  • Muchos pacientes de coronavirus no muestran dificultad para respirar a pesar de tener una neumonía avanzada

  • Los neumólogos desconocen todavía por qué algunos enfermos sólo se dan cuenta de lo que les ocurre cuando están ya en una situación complicada

  • El pulsioxímetro se ha convertido en una de las armas principales en la lucha contra la neumonía provocada por la COVID-19

David llevaba cinco días encerrado en su habitación con síntomas de coronavirus. Tenía fiebre, tos seca y vómitos, pero ni rastro de problemas respiratorios. O eso creía él. Porque en esas 120 horas, la neumonía silenciosa Sin ninguna señal de aviso. De forma sigilosa, pero decidida.

Una llamada con la médico del centro de salud fue su salvación. La doctora se dio cuenta de que David, de 53 años, hablaba con una cadencia distinta a días anteriores. Le preguntó si había notado dificultad a la hora de respirar. La respuesta fue que hasta ese momento, no. Cuando llegó al hospital Ramón y Cajal su capacidad pulmonar era ya muy baja. La neumonía dejó de estar en silencio para manifestarse con toda su crudeza. De repente. Como caída del cielo. “Ni la vi venir”, asegura este superviviente de la COVID-19. “Este virus es como un fantasma, muy traicionero. Te crees que estás tocado de la fiebre, de la garganta y del estómago y te centras en eso. Pero mientras, el bicho ya te ha pillado los pulmones. Y todo esto, sin darte cuenta”.

El gran misterio para los neumólogos

David tuvo mucha suerte. Cuando otros contagiados fueron conscientes de que tenían una insuficiencia respiratoria grave, ya fue demasiado tarde. La gran tolerancia de los pacientes a los bajos niveles de oxígeno en sangre es una de las cosas que más ha sorprendido a los neumólogos en esta crisis sanitaria y, a día de hoy, sigue siendo un misterio. ¿Por qué determinados enfermos no se dan cuenta de la falta de aire hasta que su situación clínica ya es muy seria?

Olga Mediano, portavoz de la Sociedad Española de Neumólogos y Cirugía Torácica (SEPAR), confirma a NIUS que el virus SARS-Cov-2 “produce una neumonía atípica y silenciosa, que no se comporta como las habituales. Hasta ahora cuando se producía la bajada de oxígeno en sangre aparecía la disnea, la fatiga al respirar y el paciente tenía que hacer un gran esfuerzo pulmonar para compensar esa bajada. Pero con la COVID-19 no ha sido siempre así. Algunos de esos enfermos no mostraban fatiga ni problemas para respirar a pesar de que la situación de los pulmones era realmente mala”, asegura esta neumóloga del Hospital Universitario de Guadalajara.

“Hemos tenido pacientes que han venido a Urgencias y tras comprobar la saturación de oxígeno que tenían, les hemos mandado directamente a la UCI. Otro chico joven se demoró mucho en venir al hospital y ya estaba muy mal. Por suerte no ha sido la norma pero sí hemos tenido un número de casos considerables de este tipo”, explica Mediano.

Comprobar una y otra vez la saturación de oxígeno en sangre de los enfermos se ha convertido en una obsesión para los neumólogos en esta crisis y ha salvado muchas vidas. El nivel normal de saturación se sitúa en el 98 %. Cuando baja del 95 % el paciente empieza a tener algún problema. En torno al 90-92 % la situación ya es seria.

Estaban críticos y hablando por el móvil

A mediados de abril, el prestigioso médico de emergencias Richard Levitan, especialista en sistemas de intubación, escribía un artículo en el New York Times el centro en el que se formó. “Para mi sorpresa, la mayoría de los pacientes dijeron que habían estado enfermos durante una semana con fiebre, tos, dolor de estómago y náuseas, pero solo notaron problemas para respirar el día que vinieron al hospital. Claramente la neumonía se había desarrollado durante días, pero cuando sintieron que debían ver a un médico, a menudo estaban ya en estado crítico”.

Había pacientes con saturaciones aparentemente incompatibles con la vida pero estaban hablando por el móvil

El doctor Levitan asegura que no ha visto nada así en los 30 años de su carrera profesional. “La gran mayoría de pacientes tenía saturaciones muy bajas en el triaje, aparentemente incompatibles con la vida, pero estaban usando sus teléfonos móviles para hablar con los familiares. Respiraban rápido pero tenían una angustia relativamente mínima, teniendo en cuenta los niveles tan bajos que tenían de oxígeno y la terrible neumonía que confirmaban las radiografías de tórax”.

Las trampas del coronavirus a los neumólogos

La doctora Mediano ahonda en esas trampas que ha ido colocando el coronavirus mientras avanzaba. “Este bicho nos ha engañado en todo. Nos volvía locos. ¿Cómo podían estar los pacientes tan bien con ese nivel de saturación tan bajo? También hemos tenido casos en los que el oxígeno en sangre bajaba de forma rápida y muy repentina, cuando ya no nos lo esperábamos”. Por todo esto, el pulsioxímetro se ha convertido en una de las armas básicas para luchar en esta pandemia. Es una especia de pinza que se coloca en el dedo y que mide el nivel de oxígeno en sangre.

Antes del COVID-19 los neumólogos preferían las gasometrías, “más fiables”, para determinar la saturación. Pero los pacientes de coronavirus “están mostrando cambios tan rápidos y extremos en el nivel de oxígeno en sangre, que hemos optado por el pulsioxímetro, que permite conocer esos datos de forma inmediata, aunque la fiabilidad no sea tan elevada”, reconoce la neumóloga Mediano. “Es un aparato que ha salvado muchas vidas”.

Nadie sabe el porqué de las 'neumonías silenciosas'

La comunidad científica desconoce todavía el porqué de estas neumonías silenciosas pero los médicos sí confirman que lo que están viendo con este coronavirus, a nivel respiratorio, no lo habían visto antes. La doctora pone como ejemplo a pacientes que presentaban saturaciones de oxígeno en sangre del 50 %. “Tan agudas y con tanta gente a la vez, no nos había pasado nunca”. También destaca el estado en el que la COVID-19 deja los pulmones. “Es impresionante cómo los deja el maldito bicho. Las manchas explotan en las radiografías. Abarcaban los dos pulmones. Y a algunos pacientes no se les veía ni una parte del pulmón limpio tras hacerle un TAC”. No solo eso. “Hay enfermos que llevan más de un mes con soporte respiratorio, cuando una neumonía nunca suele llevar intubaciones tan largas y prolongadas”. Además ha habido muertes repentinas que se explican por la rápida progresión de la neumonía silenciosa a la insuficiencia respiratoria grave.

“Hemos tenido que correr mucho. Yo, hasta este fin de semana, tengo la sensación de no haber parado de correr. Se nos ponían malos. Muy malos. Y varios a la vez. Y cuando no te lo esperabas”, cuenta la neumóloga. Situaciones que han pasado de ser extraordinarias a casi habituales con las crisis del coronavirus.