Neil Harbisson es el primer ciborg reconocido legalmente. Nació con una discapacidad visual que le impedía percibir los colores, por lo que su vida era en blanco y negro. Neil lleva una antena instalada en el cerebro que le permite escuchar los colores. Esta identificación de colores se produce a través del sonido porque cada color y tonalidad tiene un sonido diferente.
La antena que lleva en la cabeza Neil fue diseñada por él mismo y se la implantó un cirujano en el cráneo. Gracias a esta antena puede recibir imágenes, vídeos, música o llamadas de teléfono directamente al cerebro desde aparatos móviles.
“Ni uso ni llevo tecnología, soy tecnología” asegura Harbisson. El artista vanguardista es la primera persona reconocida como ciborg a nivel mundial por un gobierno. En su faceta de activista creó la ‘Cyborg Foundation’ junto a Moon Ribas. La asociación defiende el derecho de los humanos a convertirse en ciborgs incorporando tecnología a nuestros cuerpos. "En el 2016 me llamaban Pokémon y espero que en los años 20 la gente se acostumbre a que habrá gente con nuevos órganos y sentidos andando por las calles" anuncia Neil.
Moon Ribas, coreógrafa, lleva unos implantes en los pies con los que detecta en tiempo real cualquier actividad sísmica. Otra de las personas que también se considera ciborg, es Manel Muñoz, que lleva en la cabeza una estación meteorológica que concibe como un órgano más. Lleva en el cráneo unos dispositivos con el que a través de pulsaciones que le llegan al interior de la cabeza puede percibir los cambios meteorológicos. Ninguno de ellos se considera humano ni máquina, son transespecie.