Un postre en forma de lancha, con traficantes y fardos incluidos: la polémica 'narcotarta' de Cádiz
La repostera recibió el encargo para gastar una broma
Nada más subirla a las redes estalló la polémica
La publicación tiene casi un millar de comentarios
¿Debe el arte tener límites, o puede, y debe, transgredirlos? Si la pregunta se le hace a historiadores, críticos o directores de museos la respuesta es unánime, el único límite del arte está en la falta de imaginación del artista. Y sin embargo, la pregunta se mueve. Distintas sensibilidades políticas, religiosas o sociales pueden verse ofendidas por una obra de arte.
¿Que qué tiene que ver todo esto con una narcolancha? Bueno, Mariana, argentina, 11 años en España, seis hijos a los que tiene que vestir y alimentar, y una ganada fama como repostera en el Campo de Gibraltar, considera que sus creaciones no dejan de ser un pequeño arte. Así que cuando le encargaron una tarta que representara una de esas embarcaciones, la hizo.
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"Me la encarga un cliente que ya me ha encargado otras tartas. Me dice que es para gastarle una broma a un amigo", explica Mariana. "Me hace además el comentario de que se iba a reir mucho viéndola publicada. Se planteó como algo gracioso, no como algo para lastimar".
"Me la encarga un cliente que ya me ha encargado otras tartas. Me dice que es para gastarle una broma a un amigo"
El cliente le había dado una foto, pero ella -se declara perfeccionista- buscó algunos ejemplos mejores en Internet. Con ellos, se puso manos al pastel. Lo pueden ver, tres narcotraficantes abrigados, porque estamos en invierno, a bordo de una narcolancha, con sus fardos de hachís , sus tres motores de reglamento, y hasta unas olas de merengue que los rodean.
"Los delincuentes tienen hasta cara de tristes", aclara esta artesana. "Fue una de las cosas que me propuse al hacerla. Están preocupados, tristes, con la boca hacia abajo, no están felices. Es una tarta naif".
Y terminada la tarta, siguiendo el deseo de su cliente, la publicó el pasado martes en Facebook. Ahí, empezó todo.
"No le di mayor importancia", señala. "Y de repente voy al supermercado. cogí el móvil y dije: ¿Dios mío, esto qué es?.
Lo que era, y es, son más de cincuenta mil visualizaciones de las fotografías y, a estas alturas , casi un millar de comentarios. Muchos dolidos, otros compresivos, con el pequeño arte de Mariana.
"No le di mayor importancia", señala. "Y de repente voy al supermercado. cogí el móvil, y dije: ¿Dios mío, esto qué es?.
"Te he admirado siempre por tu trabajo, tus cursos, pero esta tarta a mi personalmente me ha defraudado" dice una persona. "Evidentemente puedes hacer y decir lo que te dé la gana y considerar arte lo que a ti te parezca... pero debes de aceptar que hay gente que no ve arte, que es un tema muy serio por gracioso que a ti te pueda parecer... "
"Es una tarta !!!! Se la han encargado ,la hizo, por cierto muy bien, y la entregó. Y como publica todas sus tartas esta no iba a ser menos", contesta otra. "El verdadero problema no está en la tarta .... está en la calle, conviviendo con nosotros y nuestro silencio.Silencio que rompéis para atacar a una honrada pastelera".
Hay quien, incluso, la ha llamado `narcopastelera´, o quienes la han acusado de hacer apología del delito. Mariana no se esconde. La tarta sigue en su Facebook.
"Me parece como hasta cobarde borrarla", cuenta. "El arte es una representación construida desde la realidad, Esto es un arte básico, pero no deja de ser arte. Efímero, modelado en azúcar, pero arte"
La pregunta es inevitable: ¿Volvería a hacerla?. "Sí" responde Mariana. ¿Volvería a publicarla?. "No, ni por casualidad".