Naiara nació en Argentina. Con su madre vino a España hace cinco años cuando su madre rehizo su vida con el hermano de Iván Pardo, su presunto asesino.
La autopsia ha revelado que la niña llevaba tiempo sufriendo malos tratos. Sin embargo, nadie de su familia, ni su madre ni su padrastro, y tampoco en el colegio había denunciado.
La niña de ocho años tenía el cuerpo lleno de marcas de golpes, costras en las rodillas y una vieja fractura de tibia demuestra que las palizas se repetían, según los médicos.
Ahora su padre, que vive en Chile, asegura que la madre conocía lo que estaba pasando y que tiene mensajes de What’s App que lo demostraría. Sostiene que la madre de Naiara incluso se había planteado separarse para evitar que el hermano de su pareja siguiera pegando a su hija. “Es que hay problemas de mayores y como yo paso de sus puteríos me toca donde me duele, que son mis hijos”, dice el padre que le confesó su expareja.
Desde Chile, donde vive, el padre de Naiara reclama que la madre también sea juzgada. “Lo sabía, quiero que la madre también pague”. La Justicia tendrá la última palabra.