Los niños que nacen prematuros tienen elevados riesgos de desarrollar trastornos neuropsicológicos. Un grupo de investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y el Hospitales Universitario de la misma ciudad (HUG), en Suiza, aseguran que la música, especialmente creada para ellos, puede ayudarles en el desarrollo de su frágil cerebro.
Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) no son el lugar más agradable. En ellas deben pasar sus primero días de vida los bebés prematuros. Los investigadores de Ginebra partieron de que los déficits neuronales de los bebés prematuros se deben, en parte, a estímulos inesperados y estresantes, así como a la falta de estímulos adaptados a su condición, por los que su entorno debe enriquecerse introduciendo y estructurando estímulos. Como el sistema auditivo es funcional desde el principio, pensaron que la música era una buena idea. Pero debía ser una música especialmente pensada para ellos, que en esta ocasión ha creado el compositor Andreas Vollenweider.
Así pensaron en una música especial para acompañar su despertar y su sueño, ha explicado la Lara Lordier, la doctora en neurociencias e investigadora de HUG y UNIGE. Vollenweider tocó muchos tipos de instrumentos para los bebés. "El instrumento que generó la mayoría de las reacciones fue la flauta de los encantadores de serpientes indios. ¡Los niños muy agitados se calmaron casi instantáneamente, su atención se centró en la música”, recuerda Lara Lordier.
Las imágenes médicas revelan que las redes neuronales de los bebés prematuros que han escuchado esta música se están desarrollando mucho mejor. El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), se realizó con dos grupos de bebés prematuros, unos que escucharon música y otros que no, y un tercer grupo de bebés nacidos a término. Con técnicas de imagen, los investigadores comprobaron que los niños que no habían escuchado esta música las conexiones neuronales eran menores, especialmente en la zona que se relaciona con la atención, el aprendizaje… En cambio, los niños que habían escuchado las composiciones de Vollenweider tenían una red neuronal más desarrollada.
Además, en ellos se incrementaron las conexiones entre la red cerebral de prominencia (es aquella que permite discernir la importancia de los estímulos) y las redes auditivas, sensoriomotoras, frontal, tálamo y el precúneo (una parte del cerebro que permite relacionar la información exterior con la de los sentidos). Tanto, que la organización de las redes neuronales era muy similar a la de los bebés nacidos a término.
Los primeros niños que participaron en el proyecto tienen ahora 6 años, a la edad en que los problemas cognitivos comienzan a ser detectables. Ahora los científicos se reunirán nuevamente con sus pacientes jóvenes para realizar una nueva evaluación.