Con un cuidado proceso de elaboración, que empieza con la creación de moldes de arcilla realizados por escultores, como ya se hacía un siglo atrás, las muñecas de la pequeña compañía juguetera Miniland, ubicada en Onil (Alicante), siempre se han orientado a formar y educar a los más pequeños para el desarrollo de habilidades sociales, fomentando la diversidad cultural.
Con este espíritu, ya lanzaron al mercado una colección que incluía muñecos que reflejaban la diversidad racial existente en nuestra sociedad y que representaban a niños latinos, asiáticos y africanos. Una iniciativa que fue un éxito y que llevó a los responsables de la marca a plantearse nuevos desafíos y dar un paso más.
El resultado fueron cuatro muñecas, dos de origen caucásico y dos de raza negra con los rasgos característicos de las personas con Síndrome de Down. "El objetivo era ir más allá en nuestro proyecto educativo y además de mostrar la diversidad racial, queríamos enseñar a los niños que existe una diversidad funcional", explica Mar Ivars, directora de Innovación de Miniland.
Las muñecas fueron presentadas a principio de 2020 en la feria más importante del sector en Alemania, pero su lanzamiento quedó suspendido con la irrupción de la pandemia de la Covid-19.
Sin embargo, todo cambió en octubre del pasado año, cuando la colección de muñecos con Síndrome de Down fue elegida como el mejor juguete de 2020 por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes. "Desde que recibimos el premio la repercusión ha sido enorme. Nosotros somos una empresa especializada en juguete educativo y puericultura que tenemos una gran presencia en jardines de infancia y somos muy conocidos por maestros y educadores. Con esta colección nos hemos podido dar más a conocer al público en general", explica Victoria Orruño, directora de marketing de Miniland.
Desde entonces, las ventas se han disparado a nivel nacional e internacional, llegando a más de 30 países de todo el mundo. "Es increíble la acogida que están teniendo los muñecos, especialmente en Australia, donde se toman muy enserio el tema de la inclusión, y en Estados Unidos", señala Orruño.
"Qué bonito es que mi hija me diga al ver vuestras muñecas por Instagram: ¡Es como yo mamá!". Este es solo uno de los muchos mensajes, que han recibido en Miniland a través de sus redes sociales, de padres con hijos con Síndrome de Down, que relatan emocionados como sus hijos por primera vez se han visto reflejados en un juguete. "Hemos recibido muchos mensajes de apoyo y de agradecimiento de muchos lugares del mundo de papas y de nenes que han conocido nuestros muñecos y se han sentido identificados", explica Victoria Orruño.
No es la primera vez que una compañía juguetera fabrica muñecos con las características físicas de personas con Síndrome de Down, sin embargo, su acogida había sido limitada. "Nuestras muñecas muestran a niños dulces", señala Orruño. Y precisamente esa dulzura que ven los padres en sus hijos, es lo que han conseguido captar en esta colección y que ha conquistado al público en general. "Hay que recordar que los muñecos están destinados a todo tipo de niños, porque a través del juego podemos mostrarles que hay otros niños que no son como ellos y ayudar a la inclusión y la normalización de otras realidades", asegura Orruño.
La extraordinaria repercusión de la colección, ha llevado a esta pequeña compañía juguetera y a toda la localidad de Onil, cuna del juguete en nuestro país, a las páginas entre otros de prestigiosos rotativos como The Guardian.
Además, el éxito conseguido ha animado a la compañía a hacer crecer la colección y ya prepara nuevos muñecos que esperan poder presentar a finales de este año para seguir conquistando a miles de niños de todo el mundo.