Mallorca sufre el impacto de un torrente asesino que deja 12 muertos

Rubén Fernández 10/10/2018 21:07

Desde lo alto, a vista de pájaro, el panorama describe un paisaje desolador, con calles y carreteras cubiertas de lodo, coches destrozados y amontonados en las esquinas a modo de barricada, y casas que sopesan la devastación de la tromba de agua que sumergió a Mallorca en la tragedia.

Desde abajo, son los vecinos los que describen la desolación causada por las riadas ocasionadas por una tormenta que trajo el diluvio, desbordando cauces y creando cataratas que arrastraban sin clemencia todo cuando encontraban a su paso. No fue una tormenta más. Fueron 233 litros por metro cuadrado en cuatro horas que cayeron, además, en el peor momento. “La mala suerte es que ocurrió a las 19.00 horas. De madrugada no habría sido para tanto”, explica el jefe del departamento de Geografia de la Universidad de las Islas Baleares, Miquel Grimalt.

Pero sucedió en plena tarde y con una fuerza demoledora que pilló a todos desprevenidos. Nadie estaba preparado para un aguacero que ha acabado cobrándose la vida de 10 personas.

El foco de la catástrofe se sitúa en la localidad de Sant Llorenç des Cardassar, pero también se han visto afectadas de forma dramática las localidades de S'Illot, Son Carrió, Artà y Son Servera.

La mayoría de los cuerpos sin vida han aparecido en el cauce del torrente desbordado y sus alrededores. Un torrente del que Miquel Grimalt dice que “parece diseñado por un asesino en serie”.

Todas las víctimas mortales de las inundaciones son personas de mediana o avanzada edad, y la mayoría son españoles, a excepción de una pareja de británicos y una mujer holandesa, tal y como ha precisado un portavoz de la Guardia Civil.

En total, son 4 mujeres y 6 hombres los fallecidos. De ellos, 2 han sido localizados en Artà; 3 en S’Illot; 2 en Son Carrió y 3 en Sant Llorenç.

Además, un amplio dispositivo se centra en la búsqueda de un niño de cinco años desaparecido. El pequeño se encontraba con su madre y su hermana, de nueve años, en el interior de un coche en el momento en que fueron sorprendidos tormenta y acorralados por la terrible riada. Rápidamente, la madre sacó a la niña del vehículo, pero el coche fue arrastrado por la corriente y murió mientras intentaba salvar también la vida del pequeño.

“LO HEMOS PERDIDO TODO”

Todo se conjugó en Mallorca para dar lugar a la tragedia. Desde la inclemencia meteorológica; pasando por la falta de previsión ante una alerta que era ‘amarilla’ cuando descargaban más de 220 litros por metro cuadrado, quedando también el sistema de alertas a corto plazo en cuestión; hasta llegar a los fallos en la planificación urbanística.

Fruto de todo ello, los vecinos han sido quienes han tenido que asistir, impactados, a la fuerza de los torrentes desbocados que iban barriendo con todo, encerrándoles en sus casas y dejándoles sin la posibilidad de solicitar ayuda al venirse también abajo el suministro eléctrico.

Como pudieron, muchos de ellos se apresuraron a subir a las zonas más altas de los edificios o incluso los árboles. Hubo quien, de hecho, acabó en el tejado, junto a otros desconocidos, clamando bajo la lluvia por que parase una tormenta que se hizo eterna.

“No se ha salvado nada”, relatan desde la desolación que les produce mirar a lo que queda de sus casas, destrozadas. El agua irrumpió en sus hogares superando incluso el metro y medio de altura, obligándoles a salir a toda prisa en busca de un lugar seguro.

“Hemos perdido todo”, explican hoy, tras un día en el que, sacando fuerzas donde no las hay, han tenido que apresurarse a barrer el barro de las viviendas y sacar los muebles y electrodomésticos a la calle, donde ahora las excavadoras y los camiones trabajan en la recogida de escombros.

"Empezó a entrar agua de color marrón hacia la casa. En menos de un minuto ya te llegaba hasta la rodilla”, relatan los locales, que mientras veían sus casas inundándose contemplaban cómo fuera, la riada transportaba una oleada de coches que, volcados, destrozados y amontonados, bajaban calle abajo hasta quedar parapetados en algún rincón.

De hecho, mientras muchos han visto cómo sus vehículos han quedado completamente inservibles, otros tantos ni siquiera saben dónde han ido a parar.

En plena catástrofe, cientos de vecinos tuvieron ser evacuados y alojados en polideportivos que se han habilitado por toda la isla.

AYUDA SOLIDARIA Y VISITA DEL PRESIDENTE

Ante la situación de pánico y la tragedia posterior, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se trasladó a la localidad más afectada, Sant Llorenç, que ha declarado la zona como ‘zona catrastrófica’, tal como solicitaba el Gobierno balear, que ha declarado tres días de luto.

Más allá, Rafa Nadal, tenista de Manacor, se apresuró a publicar en sus redes sociales que ponía al servicio de toda la ciudadanía sus instalaciones deportivas para ofrecer alojamiento a los afectados.

Además, él mismo se ha involucrado ayudando a los vecinos de Sant Llorenç en las tareas de limpieza.