Este jueves, la Guardia Urbana ha enviado a los medios el atestado con su versión. Según el documento, el señor Ruusalu, dueño de la perra "hizo caso omiso" a la orden de los agentes de identificarse. El joven, que vende pulseras en la calle, "fumaba un cigarro tipo porro".
El joven habría gritado a los agentes "en un idioma extranjero el cual no reconocieron" y que el perro de Ruusalu, "que se encontraba nervioso y alterado se abalanzó sobre el agente".
La Guardia Urbana asegura en el escrito que narra lo ocurrido que el animal "atacó al agente, mordiéndole por encima del codo izquierdo, causándole erosiones y rotura en el uniforme", mientras trataba de "protegerse la zona del torso superior y el cuello".
A pesar de la petición de los guardias para que el dueño controlara a la perra no lo hizo y por el contrario, "en actitud muy agresiva y amenazante, soltó la bolsas que portaba y se dirigió en su idioma al perro quitándole el collar y azuzándolo de forma clara y activa, hacía el agente."
En esta versión, la Guardia Urbana insiste en su actuación por defensa propia ante el supuesto ataque de Sota. "El perro saltaba para abalanzarse sobre el agente nuevamente sobre la parte superior de su cuerpo, cercano a las zonas vitales como cuello y cara, el agente temió por su vida debido a su agresividad y velocidad".
En ese momento, el guardia sacó "su arma de fuego ya abatió al animal con un único disparo que le alcanzó en la zona de la cabeza próxima a la oreja".
La muerte de la perra Sota en Barcelona provocó una multitudinaria reacción en la ciudad condal, donde en apenas unas horas se movilizaron a través de las redes miles de personas en la Plaza San Jaume provocando altercados e incidentes que terminaron con la detención de cinco personas. Tauri Ruusalu y su perra eran conocidos en La Gran Vía, de Barcelona, en la que el joven nómada vendía pulseras y otros objetos artesanales fabricados por él mismo, mientras Sota dormitaba a su lado.
La versión de los agentes no convenció a los animalistas y a muchas de las personas que vieron el vídeo grabado por un viandante en el que aparecía Sota, agonizante, tras recibir un disparo en la cabeza.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, pidió públicamente la colaboración de testigos que pudieran dar una versión de lo ocurrido, porque los diferentes vídeos grabados solo recogían el momento después del disparo, pero no la escena. Además anunció la realización de una investigación independendiente para esclarecer la muerte de Sota.