La madre del niño y su pareja se presentaron en el Hospital General de Alicante con el menor, Aaron Gálvez, de dos años, malherido. Los médicos determinaron que las lesiones del niño podrían responder a una o varias palizas y avisaron a la policía. El menor, que estaba en la UCI, no soportó las heridas y murió el 17 de septiembre. Al principio la pareja negó los hechos, pero luego los reconoció. Fuentes de la investigación señalaron que los implicados habrían admitido que fue el hombre quien propinó presuntamente un fuerte puñetazo en la cabeza al menor que le dejó inconsciente.
Ahora, El Periódico ha tenido acceso al sumario del caso y las declaraciones de los padres ponen los pelos de punta. La forma en la que José Antonio Pérez narra qué le llevó a golpear al pequeño en la cabeza duele: "Fui a despertar al niño, se hizo pis. Yo le dije que eso no se hacía y fui a buscar la leche. Cuando volví, se había vuelto a mear. Entonces le di en el culo y después perdí la razón y le di en la cabeza. Él hizo un gesto como de dejar de respirar". José Antonio alega ante los investigadores que la madre no se veía capaz de educar a su hijo porque se le subía a la chepa porque era muy trasto. De hecho la madre considera a José Antonio un buen padre al que se le fue la mano y que quería mucho al pequeño. Ya desde el primer momento de saberse la noticia sorprendió la frialdad de la madre que consideró ante los investigadores que cada uno tenía su manera de educar. El padre del niño se ha presentado como acusación particular.
La investigación de la policía y del juzgado de instrucción 4 de Elche ha concluido que la muerte de Aaron se produjo por "estrangulamiento", pero también ha arrojado luz sobre cómo el pequeño pasó los últimos meses de su vida con su madre y su padrastro. "La pareja se mudó con el niño al edificio. A ellos no se les oye, pero el niño es otra cosa. El niño llora todos los días a diferentes horas, pero no es un llanto normal, es un llanto de dolor, como si le estuvieran haciendo algo, suele llorar de manera violenta, parando el llanto de forma brusca", declaró una vecina de José Antonio y Cristina ante la jueza. De hecho, la madre se sentía incapaz de educarlo. Eso, y el consumo de drogas de forma esporádica de la pareja ayudaron a un desenlace trágico que refleja que en ocasiones los hijos tienen en sus padres a su peor enemigo.