La joven Averil Hart fue encontrada en coma tendida en el suelo en su piso del campus, había entrado en coma y moriría días después. Los últimos días se encontraba muy débil ya que su peso no alcanzaba los 38 kilos. La familia de Averil no comprende ahora como estando bajo el cuidado de personal médico especializado, la joven pudo morir de hambre. También acusan a los jefes del Servicio Nacional de Salud de de alterar los registros médicos después de su fallecimiento, posiblemente para eludir su responsabilidad.
La primera vez que Averil desarrolló la enfermedad fue a los 17 años. Se puso tan enferma que fue ingresada en el hospital y permaneció allí diez meses. Tras ese tiempo se recuperó y sus padres decidieron que acudiese a la Universidad de East Anglia en Norwich para cursar una licenciatura en Inglés y Escritura Creativa. Los médicos tranquilizaron a la familia y le aseguraron que su caso sería supervisado muy de cerca por los médicos del centro universitario, así como por un especialista en este tipo de trastornos.
Pero la familia acusa directamente a la universidad de dejación puesto que el psicólogo que le pusieron a Averil era un joven en prácticas sin ningún tipo de experiencia en casos de anorexia. De hecho, sus padres apuntan, según recoge el diario DailyMail, que a pesar de que la joven acudía sesiones seis veces en semana, el profesional no se dio cuenta que ella perdía peso de una manera alarmante.
Fue en noviembre de 2012, cuando su padre visitó a Averil y la encontró tan débil que arrastraba las palabras y hablaba como si estuviese borracha. Entonces, extremadamente alarmada, la familia decidió llamar al primer médico que había tratado a la joven. Éste se comprometió a enviar a un experto al campus para que visitara a Averil. Una visita que nunca se realizó y unas semanas después la estudiante era encontrada insconsciente en su piso. Averil había entrado en coma y moriría días después.
La familia de Averil pide justicia para que esto no vuelva a ocurrir. Su madre cuenta que a su pequeña le aseguraron desde el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido un seguimiento médico constante que nunca se produjo. Por el contrario se quedó al cuidado de un psicólogo junior que no se dio cuenta que su peso se redujo considerablemente.