Tres madres muertas y seis de sus hijos asesinados. Es el balance de la masacre perpetrada por un cártel mexicano en el estado fronterizo de Sonora, en México.
Sin ningún tipo de piedad, les acribillaron a balazos, agujereando los tres vehículos en que circulaban diecisiete miembros de las familias LeBaron y Langford. Muchos de ellos iban de camino a un aniversario de bodas cuando fueron emboscados. A los asesinos les dio igual que hubiese niños. Abrieron fuego indiscriminadamente sembrando el horror. Incluso, les prendieron fuego cuando estaban atrapados en el interior de sus coches.
Ha sido Jhon LeBaron y su prima Kendra Miller quienes han relatado la tragedia y han narrado el terrible dolor de las familias:
“El suceso tuvo lugar la mañana del 4 de noviembre de 2019. Las tres madres iban en tres vehículos, con 14 niños junto a ellas. Se dirigían a La Mora, al asentamiento de una comunidad en las montañas del noreste de Sonora. Dos de ellas iban a ver a la familia en Chihuahua, y la otra (madre) iba a recoger a su marido al aeropuerto de Phoenix, Arizona. Nunca lo lograron. Sufrieron una emboscada por parte de los cárteles mexicanos. Tiroteados, quemados y asesinados a sangre fría. Eran civiles inocentes. Ciudadanos americanos que simplemente intentaban vivir sus vidas en paz”, relatan, explicando que “durante 11 horas, sus familias a lo largo de Sonora, Chihuahua y el Medio Oeste de Estados Unidos esperaron con horror la noticia sobre posibles supervivientes”.
“El primer vehículo que encontraron estaba lleno de agujeros de los balazos y estaba completamente en llamas. Rhonita LeBaron y cuatro de sus siete niños que viajaban con ella fueron quemados hasta ser reducidos casi a cenizas. Solo quedaron unos pocos huesos carbonizados para poder confirmar que los cinco habían estado dentro. Según parece, uno de ellos intentó escapar, dado que la puerta del pasajero estaba abierta y sus restos estaban parcialmente dentro y fuera del vehículo”, cuentan, relatando la masacre.
“En otra parte de la carretera, a unos 16 kilómetros, estaba Christina Langford con su bebé, Faith, en el vehículo, y Dawna Ray Langford con nueve de sus hijos en el suyo. Ambas recibieron disparos y Christina saltó del coche alzando los brazos para hacer saber a los atacantes que había mujeres y niños en el coche. Dio su vida para intentar salvar a los demás. Dawna y dos de sus hijos también fueron asesinados en el tiroteo”.
Después de ver cómo su madre y sus hermanos estaban siendo asesinados a balazos, explica la familia en Facebook, “Devin, hijo de Dawna, escondió a seis de sus hermanos en unos arbustos y les cubrió con ramas para mantenerles a salvo antes de irse a pedir ayuda. Al ver que tardaba mucho, su hermana de nueve años dejó a sus cinco hermanos para intentar encontrar ayuda también”.
Tal como precisan, “Devin llegó a La Mora a las 5:30 horas de la tarde, seis horas después de la emboscada, dando las primeras noticias que cualquiera había oído sobre su familia y la de Christina”.
Fue entonces, relatan Jhon LeBaron y su prima Kendra Miller en Facebook, cuando “los tíos de Devin se armaron con varias pistolas” y fueron al lugar de los hechos para intentar encontrar a los pequeños, algunos de los cuales estaban heridos. “No tardaron mucho en darse cuenta de que estaban arriesgando sus vidas, dado que desde ese momento los tiroteos continuaron durante horas más allá de las montañas junto a La Mora”, cuentan.
“Esperaron hasta que llegasen refuerzos, y a alrededor de las 7:30 encontraron a los niños que estaban escondidos”. Además, hallaron al bebé de Christina, Faith (Fe, en castellano) en el vehículo donde viajaba, repleto de agujeros por los balazos recibidos. De algún modo salió ilesa y está viva. Estaba en su silla para el coche, que parecía haber sido dejada rápidamente en el suelo del vehículo por su madre con el objetivo de protegerla”.
“La búsqueda no concluyó ahí. Mckenzie, la niña de 9 años que también salió a buscar ayuda, estaba desaparecida. Los soldados que para entonces habían llegado al lugar y hombres de La Mora y las localidades cercanas buscaron durante horas en la oscuridad hasta que la encontraron a las 9:30 horas”.
“Los cinco hijos de Dawna que resultaron heridos fueron llevados en ambulancia y tratados en un hospital local hasta que un helicóptero militar de México llegó para trasladarles. El padre, David, que para entonces ya había llegado desde Tucson, Arizona, les acompañó” hasta que, finalmente, fueron sacados, en la frontera con Estados Unidos, rumbo a Phoenix.
“Devin, su hermano Jake y la bebé de Christina están siendo cuidados ahora por sus tíos y abuelos en La Mora. Perdimos a 9. Ahora estamos esperando respuestas y justicia”, concluye el relato de la familia, rota por el dolor.