Uno de los graves problemas de cada verano, que por desgracia va en aumento, es el de los ahogamientos. Las cifras son tremendas, este año cerca de 200 personas han fallecido mientras se bañaban en lugares peligrosos o sin vigilancia... muchas de esas víctimas son menores, con los que jamás hay que bajar la guardia.
Los ahogamientos son la segunda causa de muerte más frecuente después de los accidentes de tráfico en España. En lo que va de año 18 menores han fallecido ahogados en el agua, son cifras altas y lo peor es que aumentan aún más cada verano. Por ello, existen clases que previenen y enseñan a los pequeños y adultos a comportarse en el agua y así estar más seguros a poder reanimar o ayudar a los menores, aunque siempre es importante no bajar la guardia.
Algunos de los niños apenas saben gatear y ya se mantienen a flote en el agua, porque “aprender a mantenerse en el agua es fundamental”, para los pequeños y para la tranquilidad de los padres “que puedan flotar para que te dé tiempo a llegar” en caso de accidente. En estos cursos hay que tener mucha paciencia con los más pequeños, y sobre todo, mucho cariño. Niños como Candela de seis meses que sin soltar su juguete disfruta del agua. Bebés y niños que aprenden a controlar la “respiración” pero también lo hacen sus padres: “cómo cogerla, qué hacer, cómo darle un chapuzón”, además deben evitar “todo lo que puedan los manguitos y flotadores” porque crean una falsa sensación de seguridad.