Eduardo Rodríguez, un menor de tan solo 11 años, se encontraba este pasado jueves por la tarde montando en bicicleta por la zona del Paseo Ribereño, en la localidad murciana de Cieza. De pronto, comenzó a escuchar gritos y rápidamente se percató de que otro niño precisaba ayuda: la corriente del río lo arrastraba aguas abajo y no podía salir.
Todo esto ocurrió en una zona con bastante corriente y donde apenas existen elementos para agarrarse. Eduardo no se lo pensó, dejó su bici y se echó al río, según recoge el diario La Verdad.
"El crío gritaba desesperadamente y yo supe que tenía que ir en su ayuda. Bajé por la salida que hay junto al puente y al entrar pude alcanzarlo y llevarlo hasta la orilla. El pobre, creo que más pequeño que yo, se agarró a mi como si yo fuera algo suyo", relata Eduardo. Aún muy emocionado, señala que, cuando salieron del agua, "allí ya estaban sus padres, también muy asustados, que enseguida lo cogieron y se lo llevaron".
Tras el feliz desenlace, y todavía con el susto en el cuerpo, lo primero que hizo Eduardo al llegar a casa fue echarse a los brazos de su padre. "Cuando lo vi, enseguida supe que algo pasaba. Me contó que había salvado a otro muchacho al que la corriente lo arrastraba en el río y rápidamente intenté que me dijera si conocía al otro chaval, pero me dijo que no, que no lo había visto en su vida", comenta el progenitor.
Sea quien sea, este orgulloso padre tiene claro que el jueves por la tarde "un ángel se le apareció a este chico y, afortunadamente, no estamos hablando de una desgracia".
Por ello, insta a quien corresponda a que se habiliten socorristas que vigilen el río: "En otros lugares hay gente de Protección Civil o Cruz Roja realizando labores preventivas, y no se entiende como en Cieza, donde es mucha la gente que utiliza el río en verano para bañarse, no hay nada de esto".