Mohamed, un MENA universitario, responde al cartel de Vox: “Nadie viene a provocar el caos. Venimos a buscarnos la vida”
Mohamed y Youssef vinieron a trabajar y prosperar
Dos chavales inmigrantes nos cuentan su viaje y su vida en España
En 2019 llegaron a España 12.301 menores extranjeros no acompañados
La campaña electoral en la Comunidad de Madrid, a punto de concluir, ha sido voraz. Una de las polémicas se generó en torno a los MENAS por un cartel de Vox. En él se ponía el foco en los menas como causantes del deterioro económico de otros, como 'culpables' de recibir unos recursos que otros no recibían. Otros... de casa, se entiende, en este caso nuestros mayores. La justicia ha determinado que el cartel no constituye un delito de odio sino un reflejo del pluralismo político. En este caso "Vox propone un programa que incluye una política determinada en materia de inmigración".
En Informativos Telecinco.com hemos querido poner rostro a un cartel que tapa las cara de los que señala. Dos jóvenes, Mohamed Miftah y Youssef El Achaab llegaron solos a España, en patera y en los bajos de un autobús. Y nos cuentan su historia. De éxito.Por que el nacimiento no marca el futuro en muchos casos aunque ponga vidas al límite a diario. Miftah estudia un grado universitario y El Achaab trabaja en un almacén de logística.
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Los dos tienen claro de dónde vienen y qué quieren. “Nadie viene a provocar el caos. Venimos a buscarnos la vida”, sentencia Mohamed. Youssef dice que solo pretende “trabajar, tener una vida estable y una familia”. Hoy Youssef, de 24 años, vive con su novia, española de padres marroquíes como él. Cuando habla de ella se ríe, nervioso.
Youssef: “No avisé a mi familia hasta llegar aquí. Ellos sabían que yo me quería venir"
Este joven, que lleva nueve años en nuestro país, llegó en los bajos de un autobús hasta la Línea de la Concepción, Cádiz, donde la policía lo descubrió y llevó a un centro de menores. Estaba solo. Cuenta que dejó a su familia sin avisar. Un día se levantó y se fue de su casa, rumbo a España, sin decirles nada. “No les avisé hasta llegar aquí. Ellos sabían que yo me quería venir pero ese día no les había comentado nada”, explica.
En el centro de menores, donde residen los extranjeros no acompañados (MENAS) -a los que se les ha acusado muchas veces de violentos, radicales e incluso delincuentes- Youssef aprovechó para hacer la educación secundaria obligatoria (ESO). Dice que tiene buenos recuerdos del centro y, muy contento, explica que conserva los amigos que allí hizo. “Aunque uno vive en Barcelona, otro en Bilbao… pero seguimos hablando”.
“Ahora estoy muy bien”, asegura Youssef, que trabaja en un almacén de logística. Antes estudiaba un grado medio de Carrocería pero tuvo que dejarlo porque no podía combinar trabajo y estudios. “Necesitaba trabajar para pagar el alquiler. Me quedan solo las prácticas”, afirma.
El cartel electoral de la polémica
Sobre el polémico cartel de Vox de la campaña electoral en la Comunidad de Madrid, se limita a decir que “hablan sin saber. No están informados. No han pasado por esto”. A quienes criminalizan a los MENAS, Youssef solo les diría que sean “humanos y que tengan un poco de empatía y ya”.
Youssef, sobre el cartel de Vox: “Hablan sin saber. No han pasado por esto”.
Por su parte, Mohamed, estudiante de segundo curso del Grado de Química en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), sentencia que “nadie deja a su familia atrás y se viene a otro país para destruir o provocar el caos”. Quien viene –dice- quiere “conseguir algo mejor. Al principio puede haber un choque cultural y cuesta integrarse pero, poco a poco, todo va saliendo bien. Muchos conseguimos salir adelante, estudiando o trabajando. Venimos para buscarnos la vida. Para mejorar nuestra vida y la de nuestras familias”.
Mohamed: "Venimos a mejorar nuestra vida y la de nuestras familias”.
Ninguno de los dos quiere de sus familiares pasen por lo que ellos. Youssef solo deja de sonreír cuando le preguntamos por su viaje.
Mohamed, natural de Ghana, partió rumbo a Libia y al llegar a la frontera se encontró un país en guerra en el que no podía entrar. “Un chaval me dijo que intentara llegar a Marruecos y de ahí a España y eso hice”. Hasta llegar a aquí atravesó, entre otros países, Togo, Níger o Argelia.
Mohamed: “El camino es durísimo, marca”
“El camino es durísimo, marca”, señala Mohamed que admite que le encantaría que vinieran algunos de sus cinco hermanos, que siguen en Ghana junto a sus padres, pero con un visado. No obstante, tiene claro que “obtenerlo es muy difícil y yo no quiero que ni mi familia, ni amigos pasen el camino que pasé yo”.
Nunca echar la vista atrás
A la pregunta de si se arrepiente de haber venido a España es contundente: “Solo teniendo en cuenta el camino, vi cosas muy fuertes, es cierto que, a veces, te arrepientes y otras decides mirar hacia delante. He llegado hasta aquí y eso es lo importante”, dice muy orgulloso.
Su logro, asegura, no lo habría conseguido sin Accem, una organización que brinda apoyo personal y laboral a chavaes inmigrantes que están solos en España y que al cumplir los 18 años tienen que dejar el centro de protección.
Gracias a ellos, Mohamed -como Youssef- puede estudiar. Hizo bachillerato mientras vivía en Daimiel con una familia de acogida. Ahora, cinco años después de llegar a España, sin ni siquiera hablar español, aspira a terminar su grado universitario para poder trabajar en un laboratorio o una farmacia pero “siempre ayudando a la gente”.
Las historias de Mohamed y Youssef se repiten miles de veces en España cada año. Ellos son las muestras de una realidad. Desde Accem explican que los MENAS son chicos y chicas menores que llegan solos, que están separados de sus padres y que no tienen ningún adulto que cuide de ellos. Están en riesgo de exclusión y desamparo.
El Ministerio del Interior en 2019 –último año del que hay cifras- llegaron a España 12.301 menores extranjeros no acompañados.