Así es la mejor escuela de España: un centro rural de Pontevedra con huerto, radio y talleres para familias

  • Han recibido el premio de la Fundación Princesa de Girona

  • Niños de diferentes edades comparten clase y organizan actividades con familiares y vecinos

  • Apuestan por la formación constante de los profesores y la incorporación de nuevos métodos de aprendizaje

El Colegio Rural Agrupado Mestra Clara Torres de Tui (Pontevedra) es la mejor escuela de España. Así lo ha decidido el jurado de los premios que otorga la Fundación Princesa de Girona por ser "un ejemplo de dinamización en entornos rurales a través de la participación e implicación de las familias y de los miembros de la comunidad de la que forma parte".

El CRA Mestra Clara Torres se creó hace veinte años con la fusión de seis escuelas unitarias repartidas por varias aldeas del municipio pontevedrés de Tui. Está formado por 14 docentes que se encargan de 76 alumnos de entre 3 y 6 años. “Es un contexto educativo muy rico y diverso, todos se empapan de todos. Los niños de 3 años comparten clase con los de 5, eso hace que la estimulación sea más exitosa”, explica Teresa Domínguez, la directora.

“A veces los padres piensan que sus hijos, por estar con otros más pequeños, aprenden menos, pero es al contrario. Un niño que le enseña las reglas de un juego a otro de 3 años está incrementando sus habilidades. Dicen que el que enseña aprende dos veces”, comenta.

Según esta frase, ella tiene todo más que aprendido. Lleva toda la vida enseñando. Además de a los más pequeños, también a los futuros enseñantes, ya que da clases en la Facultad de Educación de Vigo. Este año se jubila. “Acaba una etapa profesional pero nunca me desvincularé de la educación”, afirma. No es la primera vez que recibe premios, en 2017 le dieron el Premio Nacional de Educación.

Formación constante e incorporación de nuevas tecnologías

Uno de los motivos por los que están encantados con el galardón es por la visibilidad que le dará a las escuelas rurales. Pero también porque recibirán un plan de formación y experiencias en innovación educativa desarrollado por la Fundación Princesa de Girona.

“La continua formación es fundamental para ofrecerles lo mejor a nuestros alumnos”, cuenta la directora. Ella tiene claro el secreto de este centro: “La perseverancia. Llevamos 20 años apostando por crear nuevas actividades en el rural con nuevas tecnologías”.

Te emociona cómo un niño que fue nuestro alumno y ahora ya está en la ESO o en la universidad nos dice que está orgulloso de haber estudiado aquí

Presumen de que utilizan “nuevas formas de aprendizaje y metodologías”. Aquí no se mandan deberes, sino tareas en familia. “Los niños aprenden colaborando. Si participamos en alguna actividad con una ONG, vienen al centro y los niños organizan un mercadillo solidario de ropa o hacen bolsitas de alimentos para repartir. Es una retroalimentación”, explican desde el centro.

Actividades con las familias y miembros de la comunidad

Teresa define su colegio como un “centro compensador de desigualdades”, no solo en el aspecto educativo, sino incluso en el económico: “A veces los trámites burocráticos son lentos, así que nosotros intervenimos. Por ejemplo, durante el confinamiento pagamos facturas para que los niños tuvieran conexión a Internet. Por encima de todo está el bienestar emocional de nuestras familias”.

Porque así ven a sus alumnos, no solo como niños que acuden a clase, sino como miembros de familias a las que también implican en su labor educativa: “Nuestra biblioteca se transforma en un centro de aprendizaje comunitario: padres y abuelos acuden a un curso de cocina, un taller de reciclaje o comparten con los niños una sesión de cuentacuentos en lengua de signos”.

Quieren que el centro sea vivo y transformador y, para ello, implican a la comunidad. En la escuela tienen un huerto y, al estar en una zona rural, están rodeados de expertos agricultores que hacen de asesores gratuitos. “Muchos vecinos o familiares de los niños vienen a enseñarnos cómo plantar”, explica Teresa.

A pesar de su pequeño tamaño, no dejan de crear nuevos proyectos

A través de la radio municipal de Tui le dan voz a su 'Escuela de padres y madres': “Desde cualquier lugar las familias pueden escuchar charlas formativas sobre seguridad en el uso de las redes sociales, trastornos de conducta o educación emocional”. Profesores y expertos de renombre nacional han colaborado con este proyecto creado en una esquina de Galicia.

Llevan 10 años diseñando calendarios en los que se proponen actividades para cada día. “La Diputación de Pontevedra hizo una tirada de 5.000 ejemplares y durante el confinamiento muchos centros de la provincia usaron ese calendario como referente”, cuenta orgullosa Teresa.

Recogen ideas para que los niños aprendan de otra forma, con actividades más creativas que resolver rutinarias operaciones matemáticas: “Proponemos organizar las tareas de cada miembro de la casa creando un problema matemático en el que intervenga un tanto por ciento, o elaborar una receta de cocina para la que haya que usar divisiones”.

Su último proyecto es una emisora de radio itinerante que irá por todas las aulas de las diferentes aldeas. “Queremos emitir un programa desde aquí, nuestros niños son muy creativos”, comenta Teresa.

Han recibido una avalancha de cariño de las familias y los exalumnos

Aseguran que para ellos la mayor recompensa es sentirse queridos. “Que me disculpe la Fundación, pero el mejor premio lo recibimos de los padres cuando nos agradecen las actividades que organizamos, como las acampadas en las que familias desfavorecidas pueden pasar un fin de semana en la playa”, reconoce la directora.

Este premio les ha servido para constatar el cariño de sus exalumnos: “Ya lo intuíamos, pero estamos con la lagrimita constantemente estos días al recibir tantos mensajes. Te emociona cómo un niño que fue nuestro alumno y ahora ya está en la ESO o en la universidad nos dice que está orgulloso de haber estudiado aquí”.

Reclaman visibilidad para las escuelas rurales

Desde el Clara Torres quieren compartir este premio con todas las escuelas rurales porque esto les otorga mayor visibilidad. “En momentos complicados como el que estamos viviendo tenemos la ventaja de que tenemos clases menos numerosas y podemos hacer actividades al aire libre”, explica Teresa.

Pero, con la despoblación del rural, siempre tienen encima la espada de Damocles de tener que cerrar algún aula por falta de alumnos. Por eso decidieron hacer una campaña en la radio municipal para atraer alumnado. “Fueron nuestros niños los que hicieron las cuñas de publicidad. Ellos venden el centro estupendamente, porque son los que mejor lo conocen”.

Quizás después de recibir este premio muchas más familias descubran este centro y quieran que sus hijos se eduquen en un lugar así.