Mientras se pone el traje de enfermero para atender a los pacientes con covid19 en el hospital de Basurto (Bilbao), no puede evitar recordar la odisea que ha sido su vida hasta llegar aquí. Con 15 años, sin avisar a su madre ni a sus cuatro hermanas, Mbaye se embarcó en una patera, en la que iban hacinados más de 100 personas en busca de un futuro mejor. Cada una con sus sueños, cada una con sus miedos.
Desde su actual trabajo recuerda los días y días de infernal travesía, en los que vio morir a compañeros de otras pateras. Nada más pisar las costas de Tenerife fue atendido por un grupo de sanitarios. Ahí nació su actual vocación. Pero lo peor estaba por venir. Sin conocer el idioma, sin contactos, trabajó de temporero y de mantero por todo el país.
Ahora pasea por Bilbao cerca del puente bajo el que vivió antes de trasladarse a un piso patera. Tras finiquitar su deuda de 4.500 euros con quienes le trajeron, dio con el que hoy es su padre adoptivo y cumplió su sueño: ser enfermero. 15 años después, volvió a su Senegal natal, por fin pudo abrazar a su madre y volver a sonreír con sus hermanas, con la de aquí, y las de allí. Mbaye ha fundado una ONG para que ningún niño tenga que hacer un viaje tan duro como el suyo.