Aquí te dejamos diez enfermedades a las que hay que prestar atención si tu mascota presenta síntomas, informa Globedia.com:
1. Toxoplasma
El mayor peligro para las embarazadas que conviven con un gato es la toxoplasmosis. Durante los meses de gestación, han de manipular la mascota con cuidado, para prevenir una infección que puede derivar en malformaciones e incluso en abortos.
Para tranquilidad de las futuras madres, hay que decir que esa situación solo se da en casos extraordinarios, cuando el parásito que la provoca, el Toxoplasma gondii, atraviesa la barrera placentaria e infecta al feto. El contagio puede ser instantáneo al tocar las heces del animal enfermo cuando se manipulan inadecuadamente los areneros y las cajas de excrementos de la mascota.
Los síntomas son la inflamación de los ganglios linfáticos de cabeza y cuello, fiebre y dolores de cabeza, garganta y músculos. Por precaución básica, las embarazadas y las personas inmunodeprimidas es mejor que deleguen la tarea.
2. Sarna
Se da en todas las latitudes y no entiende de sexo, raza o edad. Algunos ácaros responsables de distintos tipos de sarna prefieren el cuerpo de los animales y no saltan a los humanos, pero los hay que sí, como el Sarcoptes scabiei.
La infección que provocan estos arácnidos es leve, caso de la desatada por los perros y por una mascota poco habitual pero muy vulnerable a estos microorganismos: los erizos. En ambos casos, el picor se limita a la zona de contacto y se cura sin tratamiento específico.
3. Garrapata
La bacteria Borrelia burgdorferi se aprovecha de los perros con garrapatas para llegar hasta el hombre. Su picadura produce la borreliosis o mal de Lyme, infección que se manifiesta con fiebre, cefalea, vómitos y dolor muscular y articular.
El 75 % de las infecciones en Europa se registran en España, Grecia y Portugal. No obstante, en España ha decrecido el número de casos: en los últimos tres años se han notificado ochenta. La borreliosis es tres veces más común en hombres que en mujeres.
4. Bartonelosis
Si tu minino está cuidado, sus zarpazos no pasarán de ser unas caricias más o menos molestas. Si no, sus uñas pueden convertirse en el mejor aliado de la bartonelosis, una infección producida por la bacteria Bartonella henselae.
Aparte de arañazos y rasguños, el germen puede desembocar en el ser humano a través de las mordeduras, así como de la saliva del animal al entrar en contacto con la piel o las superficies mucosas de la nariz, la boca y los ojos de su dueño.
Los síntomas se manifiestan en ampollas en el lugar de la lesión, fatiga, fiebre, dolor de cabeza, inflamación de los ganglios linfáticos cerca del foco de la infección y malestar general. Por lo general, la enfermedad del arañazo del gato no es grave y suele remitir sin tratamiento médico.
5. Quiquiriquí o la Campylobacter
Campilobacteriosis: es la zoonosis doméstica más común en toda Europa. La causa: el contacto directo con las heces de las aves de corral, especialmente, y de perros, gatos, roedores, conejos, reptiles y anfibios.
Cada año se registran en España 48 contagios por cada 100.000 habitantes, en muchas ocasiones por no limpiar las jaulas con guantes o por no lavarse las manos después de manipular excrementos de animales infectados.
Campylobacter, la bacteria responsable de esta infección, es extremadamente frágil, ya que no tolera la deshidratación y crece solo en ambientes con poco oxígeno. Esa condición la encuentra en el cuerpo de los pájaros. De hecho, las aves de corral pueden convivir toda la vida con este microbio sin enfermar.
6. Giardiasis
Los lugares con déficit de higiene y condiciones pésimas de salubridad son el caldo de cultivo de la giardiasis. Por ello, es una infestación que se ceba con los países más pobres. La enfermedad se manifiesta en quistes, y tiene su origen en un protozoo microscópico llamado Giardia duodenalis.
Se propaga entre mascotas, de estas a humanos y entre humanos por contacto con las heces. Se considera también como una enfermedad de transmisión sexual (ETS), ya que en algunos países es frecuente adquirirla a través de relaciones anales sin protección.
El mayor número de casos de giardiasis en España y en los países occidentales no se relacionan con los animales de compañía, sino con el consumo de agua contaminada. La diarrea, el dolor abdominal y la pérdida repentina de peso son los síntomas más comunes de la giardiasis.
7. La tenia del perro
Los bichos la tienen tomada con el mejor amigo del hombre. En este caso es el reservorio de la tenia Echinococcus granulosus, un platelminto parásito que se aloja en el intestino delgado del can adulto y que pasa al ser humano para causar una hidatidosis o quiste hidatídico.
Desparasitar al animal cada 45 días y evitar que consuma vísceras crudas son las mejores maneras de prevenir esta zoonosis, que afecta particularmente a personas con problemas inmunológicos, a mujeres embarazadas y a los jóvenes que entran en contacto con las heces del animal infectado. Las consecuencias del contagio pueden ser graves y se manifiestan en la aparición de quistes de gran tamaño en el hígado y el pulmón que solo pueden ser suprimidos con cirugía.
8. Leishmaniasis: una peligrosa picadura
De los vertederos y las alcantarillas o de las casas en ruinas no puede esperarse nada bueno para la salud. Son los ambientes preferidos del flebotomo, un díptero similar a un mosquito que también se esconde en cuevas, grietas del terreno, las oquedades de los árboles.
Desde sus refugios, los flebotomos hembra parten para picar a los perros y chuparles la sangre. Durante esta actividad transmiten al animal protozoos del género Leishmania, causantes de la leishmaniasis o leishmaniosis, que también afecta a los seres humanos, especialmente a personas con las defensas deprimidas, como los pacientes con tuberculosis o sida.
Lo más frecuente es que aparezcan lesiones cutáneas en forma de llagas, que pueden convertirse en una úlcera cutánea que sana muy despacio, y solo en los casos más graves, leishmaniasis sistémica, se produce una inflamación del hígado y el bazo que puede llevar a complicaciones mortales.
9. La fiebre de los conejos
Conejos, roedores y, en España, sobre todo, topillos. Estos son los reservorios más comunes de la tularemia, una enfermedad ocasionada por la bacteria Francisella tularensis que pasa al hombre por contacto con animales enfermos u otros agentes infectados, como garrapatas y moscas, o por la ingesta de carne o agua contaminadas.
Algunas personas pueden llegar a tener neumonía después de inhalar la tierra o los vegetales infectados. A pesar de los controles, cada vez se producen más casos.
10. Psitacosis
Las mascotas de pico no están libres de culpa. La zoonosis voladora más común es la psitacosis, una infección generada por la bacteria Chlamydophila psittaci, que se oculta en los excrementos de los pájaros.
Los loros y los periquitos son las aves domésticas más propensas a transmitirla. En muchos casos, estas aves son importadas, así que como medida de precaución, se mantienen en cuarentena.
El paso de la bacteria a las personas provoca síntomas parecidos a los de la gripe, como fiebre, escalofríos y dolor de cabeza, por lo que es fácil confundirla con esta. El contagio se produce con frecuencia por inhalación del polvo de las heces secas que se encuentra en las jaulas.