El viernes 27 de septiembre se celebra la huelga mundial por el clima con un alcance global y que, en el caso de España, cuenta con el apoyo de más de 300 organizaciones, adheridas al manifiesto publicado el pasado julio en defensa del futuro, de un planeta vivo y de un mundo justo. El objetivo es exigir a los gobiernos medidas efectivas ante la emergencia climática, el mayor reto al que se enfrenta la humanidad. Durante la semana del 20 al 27 de septiembre tendrán lugar numerosas acciones en multitud de municipios.
En las últimas semanas se han llevado ya a cabo numerosos gestos de apoyo por parte de distintos actores sociales, de la comunidad científica y de la artística, que reflejan la necesidad de abordar una transición ecológica urgente y justa. Se espera que estos gestos de apoyo se redoblen en las próximas semanas y que sirvan de aliciente para llamar a la participación a toda la sociedad en las acciones convocadas.
La crisis climática, consecuencia directa del modelo de producción extractivista, basada principalmente en el uso de combustibles fósiles y del consumo globalizado actual, pone en riesgo la supervivencia humana y la de un gran número de otras especies y ecosistemas, afectando especialmente a las poblaciones más empobrecidas y vulnerables.
Desde hace décadas la comunidad científica alerta del deterioro de un gran número de ecosistemas, tanto terrestres como marinos, así como del punto de no retorno frente al cambio climático. Los recientes informes sobre el estado de la biodiversidad del IPBES (Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos) señalan que cerca de un millón de especies entre animales y plantas se encuentran al borde de la extinción como consecuencia de las actividades humanas. Asimismo, el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado el pasado agosto, apunta que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores es el único modo de mantener el calentamiento global por debajo de los críticos 1,5 grados centígrados.
No responder con suficiente rapidez y contundencia a la emergencia climática, ecológica y civilizatoria supondrá la muerte y el aumento de la pobreza extrema para millones de personas, además de la extinción de muchas especies e, incluso, de ecosistemas completos.
Las organizaciones y plataformas convocantes hacen además un llamamiento a toda la población para que en las oficinas, colegios, ayuntamientos y otros lugares de trabajo se realicen concentraciones simbólicas de cuatro minutos y 15 segundos, entre las 11 y las 12 de la mañana de ese mismo día. Un acto que sirva de reflexión en torno a la gran señal de alarma que supuso alcanzar el pasado mes de abril una concentración de partículas de dióxido de carbono en la atmósfera de 415 ppm (partes por millón), nivel que no se registraba desde hacía tres millones de años.