Una pareja de Málaga denuncia la carta homófoba dejada en su buzón: "Me bloqueé al leerla"
Jesús Heredia, enfermero de profesión, ha estado cuatro días sin salir de su casa por "miedo y vergüenza"
En un primer momento le dijeron en comisaría que no podían hacer nada porque no se considera "un delito de odio"
Tras la repercusión en las redes lo han llamado desde la Policía para que vuelva a poner la denuncia
Salió de una guardia en el hospital y al volver a casa abrió el buzón. Además de propaganda, alguien les había dejado una nota, un folio doblado. Al abrirlo, un manuscrito que decía: “Maricones de mierda”. En ese momento, Jesús Heredia, se quedó “petrificado”, sin saber qué hacer ni qué decir. Su marido le quitó el papel de la mano y lo tiró a la papelera del portal.
Asegura que entró en cólera cuando la rabía lo inundó. Acto seguido, sintió vergüenza y miedo. “Los sentimientos de cuando tenía 16 años los he vuelto a vivir”, relata. Ha estado cuatro días sin salir de su casa, tomando algún medicamento para aliviar el ataque de ansiedad. Incluso una compañera le ha tenido que sustituir en el hospital el turno que tendría que haber hecho este miércoles.
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“Creía que esto ya estaba superado”, dice con tristeza. Cuando asimiló el cartel, se le vino a la cabeza “las malas historias”, que ocurren por homofobia. Por esto, no quería ni salir del piso en el que están de paso mientras duran las obras de su casa.
Cuando recuperó el aliento, se presentó con el papel en la comisaría. “Me dijeron que no podían hacer nada porque no se considera un delito de odio”, explica que se volvió más indignado aún, y sintiéndose indefenso. “Esto es como si le dicen a alguien calvo de mierda”, le dijo uno de los agentes. Ahí estuvieron debatiendo sobre que los calvos “no forman parte de un colectivo vulnerable, con todos mis respetos”, señala.
Lleno de rabia, colgó en su perfil de twitter la foto de lo que se encontró en el buzón. “He recibido un aluvión de mensajes y de apoyo que no me esperaba”, confiesa Heredia. Tantas reacciones en las redes que ha llegado a la Policía: “Me llamaron, cuatro días después, para decirme que había sido un error y que volviera para poner la denuncia”.
Jesús insiste en que necesita una explicación para entender lo ocurrido. “O era verdad que no tienen herramientas para gestionar este tipo de cosas,por lo que habría que cambiar la ley, o que el equipo que me tocó no le dio la gana de hacerlo”. Lo único que sí tienen claro es que quieren salir cuanto antes del edificio, por el temor que les da saber que alguien “muy cercano siente ese odio”.