María Sevilla Sánchez y a su actual pareja, José Antonio Cantos Herráiz, han sido detenidos en una finca de la localidad de Villar de Cañas (Cuenca). La historia que protagonizan puede ser un thriller de terror.
No en vano, la madre, Sevilla Sánchez estaba en busca y captura desde hacía meses por incumplir una sentencia que obligaba a la mujer a entregar su hijo al padre, a quien había sido concedida la custodia legal. Nada más conocer el fallo, Sevilla Sánchez huyó con Cantos Herráiz, su nueva pareja, con el pequeño de 11 años y con la hija de la pareja, una niña de seis años.
Sevilla Sánchez no dudó en acusar a su exmarido, Rafael Marcos Iglesias, de haber abusado de los pequeños, pero después de informes y de la lucha de este la acusación fue desestimada. El padre recorrió los platós de televisión denunciando que su expareja había llevado a cabo un secuestro. Ahora se sabe que el drama va más allá si cabe.
Según desvela el diario El Mundo y OK Diario, los pequeños estaban como "como animales". De hecho, la pequeña de seis años en vez de hablar con los agentes se limitaba a olerlos, mientras que el niño de 11 años, sin escolarizar durante todo su secuestro tenía ciertas dificultades tanto para comunicarse como para leer y escribir.
Los niños han permanecido durante todo este tiempo, exactamente desde la sentencia que quitaba la custodia a la madre en 2017 en paradero desconocido, hasta que han sido liberados por la Policía el viernes pasado, de madrugada. Los agentes siguieron a la pareja, que algunas fuentes situaban fuera de España, y localizaron al hombre que acompañaba a Sevilla en un gasolinera.
Desde entonces les vigilaron y constataron que la compra que este hacía era para mucho más que dos personas. Casi no salían de la finca en la que estaban encerrados por lo que las fuerzas de seguridad esperaron hasta constatar que los niños estaban dentro. Una vez logrado esto pidieron una orden de registro y entraron en la casa, encontrando un espectáculo dantesco.