España no es un punto caliente de terremotos, pero es importante contar con mecanismos y protocolos de actuación para enfrentarse a este tipo de catástrofes naturales. No en vano, nuestro país cuenta con unos 7.660 kilómetros de costa en los que reside el 58% de la población, unos 23 millones de habitantes.
El Gobierno aprobó el pasado mes de mayo el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos, "un sistema de alerta ante maremotos, con la finalidad de avisar acerca de la inminencia de dicha amenaza a las autoridades de protección civil y a los servicios públicos de emergencia, así como a los ciudadanos que puedan verse afectados", reza el texto publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
El ámbito territorial de aplicación del plan está formado por las regiones costeras, en especial aquellas que presentan un mayor riesgo de sufrir el impacto de olas provocadas por maremotos: Andalucía, Islas Canarias, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Islas Baleares, la Región de Murcia y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
El documento del Ministerio de Interior analiza la peligrosidad y magnitud de los maremotos que son susceptibles de llegar a la costa española en base a diferentes estudios y datos disponibles sobre la elevación máxima de las olas generada en estas aguas, entre otros.
Según estas estimaciones, realizadas en los escenarios más críticos, las mayores elevaciones asociadas a la llegada de los maremotos a la costa española se producirían en la costa occidental andaluza y en Canarias, donde las olas podrían llegar a superar los 8 metros.
En ambos casos las mayores elevaciones estarían asociadas a los maremotos generados en las fallas de Marqués de Pombal y de Horseshoe. El tiempo que tardaría en llegar el tsunami rondaría los 55 minutos en el caso andaluz y poco más de una hora en la zona canaria. En el caso de que el maremoto fuese de una magnitud menor, la afectación sería únicamente para en la costa Cádiz y Huelva, con un tiempo de llegada que ronda los 30 minutos.
Por otra parte, en la costa mediterránea andaluza el maremoto que podría provocar mayores elevaciones es el generado en la falla de Alborán Sur, con olas superiores a 5 metros en Málaga y en Melilla y con un tiempo estimado de llegada de 20 minutos. En el otro extremo, las menores elevaciones se localizaría en la cornisa cantábrica, con valores en Asturias, Cantabria y País Vasco inferiores a los 0,5 metros. Las olas tardarían en llegar más de seis horas.
En Galicia, por su parte, según el texto de Interior, las elevaciones máximas podrían llegar a casi 2 metros, que estarían asociadas a maremotos provocados por terremotos de elevada magnitud generados en el monte submarino del Banco de Gorringe, zona donde se generó el terremoto de 1755 que produjo miles de víctimas en Portugal, España y el norte de África. El tiempo de llegada de estos maremotos sería superior a una hora.
En la franja mediterránea, algunos de los maremotos que se podrían generar están asociados a fallas muy cercanas a costa -algunas incluso tienen parte de su traza en tierra-, como la de Golfo de Rosas, neotectónica de Barcelona-Tarragona, Crevillente, Santa Pola y La Marina. Su llegada sería inminente y las olas podrían superar el metro.
La costa murciana, por otro lado, podría sufrir olas de dos metros en su tramo norte como consecuencia del seísmo generado en la falla de La Marina, que tardaría media hora en alcanzar tierra. En el resto del litoral de esta región, las elevaciones máximas serían inferiores a los 0,5 metros.
En Baleares, los valores máximos de elevación no superarían los 0,6 metros en la franja norte de Mallorca y Menorca por los movimientos en la falla neotectónica de Barcelona-Tarragona y el tiempo de llegada del maremoto rondaría los 20minutos. En el resto de la costa balear, las fallas de Argelia provocarían olas de un metro con un tiempo de llegada de entre 30 y 35 minutos. En Ceuta las olas alcanzarían los 1,20 metros como consecuencia de los maremotos generados en la falla de Jebha, con un tiempo de llegada de unos 20 minutos.
El Ministerio el Interior señala como fundamentales las tarea de prevención y preparación "para conseguir una reacción rápida y eficaz de los ciudadanos ante esas contingencias". En este sentido, el Gobierno recomienda a las Comunidades Autónomas, que tienen competencias normativas, de planificación y de gestión de las emergencias ocurridas en su territorio, la elaboración de "planes de evacuación que deberán considerar el alejamiento de la costa hacia zonas de cotas superiores a los diez metros por encima del nivel del mar".
Sin embargo, en muchas ocasiones, teniendo en cuenta que el tiempo de reacción es limitado, es más aconsejable la denominada evacuación vertical, que consiste en subir a una edificación a una altura suficiente para evitar la llegada en tromba del agua.
"Para ello es preciso hacer un trabajo previo de identificación de aquellos edificios de altura que reúnen las características necesarias de resistencia ante maremotos y de capacidad para dar acogida a la población evacuada", explica el Ejecutivo.
"Pero teniendo en cuenta que en muchos casos, son los propios ciudadanos los que han de reaccionar autónomamente ante un aviso de maremoto, es necesario poner en práctica programas de información a la población y actualizarlos periódicamente. Programas que deberán apoyarse en una formación previa que ha de darse preferentemente desde la escuela, a niños y jóvenes", añade.
El Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos se apoya en el Sistema Nacional de Alerta por Maremotos (SINAM), un sistema único y coordinado capaz de detectar precozmente la generación de maremotos que puedan afectar a las costas españolas y transmitir, en el tiempo más corto posible, la información a los órganos competentes en materia de Protección Civil de los ámbitos territoriales potencialmente afectados.
El SINAM se nutre de la información recopilada por la Red Sísmica Nacional; la red de mareógrafos REDMAR de Puertos del Estado; los sistemas de detección del Instituto Español de Oceanografía, así como los demás sistemas de detección marina de las distintas administraciones públicas, entre otros.
Con la información facilitada por esta red de centros nacionales e internacionales, el SINAM puede determinar la localización y el momento de ocurrencia de un maremoto y calcular las posibles consecuencias que tendría el impacto en la costa de estas olas gigantes, que pueden desplazarse miles de kilómetros a velocidades de entre 500 y 1.000 km/h con muy poca pérdida de energía.