Padres que matan a sus hijos: las víctimas más vulnerables de la violencia doméstica
Los expertos señalan que solo hay un ambiente más peligroso para los menores a parte de la familia o el centro escolar: la guerra. Los casos del menor de Pineda de Mar en Barcelona, ingresado en un hospital con hematoma en la cabeza, un brazo fracturado y también un brazo fracturado y también cinco costillas rotas con callo o el bebé de Valencia de la misma edad que sufre rotura de cráneo, son los últimos ejemplos de una violencia que resulta socialmente muy difícil de explicar.
La gravedad de estos casos llevó el pasado año a la organizaciones 'Save de Children' a lanzar una campaña reclamando una Ley específica para proteger a los menores de cualquier tipo de maltrato, violencia de género, abusos sexuales, acoso escolar o toda forma de violencia. Consideraban sus responsables que "ningún tipo de violencia hacia la infancia es tolerable, y todas ellas se pueden prevenir".
También la Plataforma de Infancia abordaba en noviembre pasado este tipo de agresiones señalando que niños, niñas y adolescentes, por mero hecho de ser "pequeños" sufren situaciones de violencia en distintos ámbitos. Los adolescentes señalan la calle y los centros educativos como los lugares donde más horas pasan y donde se producen más situaciones de maltrato contra ellos.
Los menores también señalan otros lugares como parques y centros comerciales como espacios públicos donde se ejerce esa violencia contra ellos, pero también identifican el hogar o ciertos entornos laborales como proclives a serles hostiles.
Un ambiente violento
La lucha contra el maltrato infantil en todas sus formas y expresiones es la seña de identidad de la Fundación Anar. Según esta organización, los agresores de los menores suelen estar cerca, en su entorno familiar.
En su estudio sobre la "Evolución de la violencia a la infancia y adolescencia en España" elaborado a partir de los testimonios de las víctimas durante el periodo 2009-2016, la Fundacion Anar asegura que el principal agresor es el padre biológico que es el responsable de la violencia en uno de cada tres casos (34,4 por ciento). Mientras, desciende el número de casos de madres agresoras, pasando del 37,6 por ciento en 2009 al 24,2 por ciento en 2016 (uno de cada cuatro casos). Además, más de la mitad de las víctimas son agredidas por ambos padres biológicos (53,1 por ciento).
Del total de 25.312 casos de violencia ejercida hacia un menor de edad registrados por la Fundación ANAR, 3.605 eran casos de situación de riesgo o desamparo que presentaban una gravedad de urgencia alta y requirieron una intervención urgente por parte del Teléfono ANAR con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y servicios sanitarios de emergencias.
el informe revela que la edad media de los niños, niñas y adolescentes que sufren cualquier forma de violencia ha disminuido hasta los 11,5 años --antes se situaba en 12,3--. También ha descendido la edad a la que comienzan las agresiones hasta los 9,6 años, frente a los 10,4 de 2009. Asimismo, ha aumentado el número de casos entre los 5 y los 12 años, que han pasado de representar el 14,5 al 22 por ciento del total.
Más frecuentes, durante más tiempo y más graves
Por otro lado, el informe pone de manifiesto un incremento de la frecuencia de la violencia --en el 62,2 por ciento de los casos las agresiones fueron diarias--, la duración --en el 58,6 por ciento se prolongaron más de un año-- y la gravedad --el 98,5 por ciento fueron de gravedad alta o media--.
Fundación ANAR alerta de que se ha incrementado de forma notable la violencia física fuerte --que ha pasado del 22,4 al 27,1 por ciento-- y los insultos --del 31,6 al 44,8 por ciento--. Si bien, las formas de violencia que más han aumentado entre 2009 y 2016 son el acoso (16,8 por ciento), el control (28,9 por ciento), maltrato psicológico (25,4 por ciento) y ciberacoso (12,9 por ciento).
Además, de los datos se desprende que en uno de cada tres casos se producen lesiones físicas, golpes, bofetadas, puñetazos, patadas y amenazas graves, coacciones y gritos. El 6,7 por ciento de los casos presentaron traumatismos, huesos rotos y contusiones fuertes.
"Un niño que crece a base de golpes, sacudidas y puñetazos o es víctima de abusos, aprenderá que la violencia es el instrumento para resolver los conflictos en su vida y podrá repetir esa violencia con otras personas, o por el contrario vivirá temeroso y aislado", avisa la responsable del Departamento Jurídico del Teléfono ANAR, Sonsoles Bartolomé.