Vidas rotas tras la tragedia. Como la de una madre sorprendida por la riada cuando iba en el coche con su familia. Llamó a su marido para contarle lo que estaba pasando pero la llamada se cortó. Antes de morir, consiguió salvar a su hija de siete años pero no pudo sacar del vehículo a su hijo pequeño, de 5. Los equipos de emergencia se afanan en buscar al niño. Ya ayer rastrearon todo el recorrido del torrente.
Entre las víctimas mortales también está Rafel Gili, exalcalde de Artá, una pérdida que lloran sus vecinos. Rafel estaba en su casa a las afueras de pueblo cuando se le vino encima un muro del garaje de su casa. Estaba con otro hombre que resultó herido. Su mujer, que estaba en la parte de arriba de la vivienda, salió ilesa.
En la riada también falleció Juan Grande Sillero, un taxista a quien sus compañeros llamaban Moncho. Con él viajaban Anthony Bernon Green y Delia Mary Green, un matrimonio británico que también falleció. Moncho los llevaba a su hotel en Cala Bona. La Guardia Civil halló el taxi hundido en la desembocadura del torrente en S'Illot la madrugada del miércoles. Los cadáveres de los turistas estaban dentro. El del taxista fue encontrado por la mañana en la misma zona.
Bernat Estelrich Santandreu, de 81 años, apareció muerto en el sótano de su vivienda en la calle Ordinas. Tenía movilidad reducida y no pudo salir. Poco después y cerca de allí se encontró a Joana Ballesteros Femenías, de 83 años, en su casa de Son Servera. Ambos fueron las primeras víctimas mortales encontradas.
Biel Mesquida Salas murió arrastrado por las aguas a 50 metros de su casa, en Son Vives. Regresaba del trabajo el martes por la tarde cuando la crecida bloqueó su furgoneta. Decidió salir y tratar de llegar andando pero no lo logró. Su fue hallado a mediodía del miércoles cerca de donde desapareció.
A última hora de ayer miércoles se encontró a la décima víctima mortal. Un hombre, del que no ha trascendido la identidad pero que parece extranjero, cuyo cadáver fue encontrado en las inmediaciones del cementerio de Artá.
En total, diez muertos, diez vidas truncadas. Diez familias que están recibiendo atención psicológica.