La Asociación Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM) ha hecho público a través de su secretaria general, Mar de Miguel, que las restricciones al tráfico tal y como ahora se contempla supone "grandes dificultades" para la actividad del sector y ha insistido en que la nueva medida "debería hacerse con un estudio previo sobre el impacto que puede tener en las actividades económicas de los distintos barrios".
Los hoteleros echan de menos un estudio profundo sobre el impacto económico que para el comercio y la hostelería tiene Madrid Central. También critican que se haya escogido la peor fecha posible para ponerlo en marcha, en pleno puente de la Constitución y con la temporada de compras navideñas a las puertas.
Los conductores también han puesto el grito en el cielo por la entrada en vigor esta medianoche de Madrid Central. Este colectivo de defensa de los conductores automovilistas e Europeos Asociados (AEA) ha llevado hasta los tribunales su reclamación de paralización de la Ordenanza de Movilidad Sostenible aprobada por el Pleno del Ayuntamiento de Madrid el pasado 5 de octubre, pero el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha rechazado su solicitud.
Los automovilistas asociados justificaba su petición de suspensión en el hecho de que "mientras en la ordenanza la obligación de exhibir el distintivo ambiental que identifica la clasificación ambiental de los vehículos según su potencial contaminante no entra en vigor hasta el 23 de abril de 2019, el acuerdo de la Junta de Gobierno anticipa su exhibición al próximo día 30 de noviembre".
La suspensión cautelar según el TSJM "no tendría el efecto pretendido", sino "el efecto de paralizar la entrada en vigor de otras prohibiciones y obligaciones que sí contiene el Acuerdo de la Junta de Gobierno de 29 de octubre de 2018, sobre las que no se justifica infracción legal alguna".
Asociaciones de pymes, autónomos y empresarios han creado la Plataforma de Afectados por Madrid Central para mostrar su descontento con el Plan que "carece del necesario estudio de impacto sobre la actividad económica en la ciudad" y con el que el Ayuntamiento de Madrid "sigue sin resolver los problemas de accesibilidad y el riesgo de desabastecimiento".
En un comunicado, la plataforma ha señalado que el anuncio y la tramitación de Madrid Central "debería haber marcado un punto de inflexión en la lucha contra la contaminación atmosférica", incorporando "los avances tecnológicos, la planificación urbanística, y la movilidad integral en el conjunto de la ciudad".
Desde el inicio de su tramitación, han asegurado que en las diferentes reuniones mantenidas con el Ayuntamiento, los representantes sectoriales de la distribución, la logística y el transporte, la hostelería y el comercio, el turismo, la cultura y los espectáculos, han trasladado al Ayuntamiento de Madrid las necesidades "básicas" que debe cumplir este plan para "garantizar el adecuado funcionamiento de las miles de empresas y proveedores que operan en el distrito".
"En este contexto, hay que tomar conciencia de la importancia que tiene la actividad económica de las zonas afectadas por el proyecto Madrid Central que afecta directamente a más de 30.000 empresas y 300.000 puestos de trabajo según datos del propio Ayuntamiento", han sostenido.
Asimismo, a nivel turístico, destacan que el distrito Centro acumula el 65 por ciento de la actividad turística de la ciudad que atrae a decenas de miles de visitantes diariamente. Ante esta situación, y "tras las sucesivas y numerosas presentaciones que ha acumulado el Ayuntamiento de Madrid", a juicio de esta plataforma, "siguen sin resolverse las necesidades básicas de los sectores afectados cuando apenas faltan 51 días para el 23 de noviembre, día de la puesta en marcha del Plan".
Las principales capitales europeas ya cuentan con zonas de tráfico limitado para luchar contra la emisiones contaminantes de los vehículos.
Los primeros en implantar zonas de baja contaminación fueron los suecos en 1996. En aquella fecha su tres principales urbes, Estocolmo, Gotemburgo y Malmö redujeron el tráfico para residentes y visitantes.
En los últimos meses, Londres, Bruselas, París, Roma, o Berlín han seguido por esta senda. La capital italiana, una de las más caóticas del mundo por su tráfico rodado aplica ya esta política limitando el acceso gratuíto al centro histórico solo a los vehículos de los residentes y trabajadores así como a los eléctricos. El resto, con limitaciones según la antigüedad de los modelos pueden hacerlo siempre y cuando paguen una tasa de casi cien euros al año. Pero los romanos lo llevan peor que los madrileños pues si aquí la limitación se reduce a la almendra central, en la capital italiana se extiende por dos anillos que amplían considerablemente estas zonas de bajas emisiones.
Bruselas, la capital comunitaria también ha escogido este 2018 para implantar su propia área libre de contaminación. De forma progresiva se va a ir prohibiendo el acceso de los vehículos más contaminantes a la zona protegida con el apercibimiento de una multa de 350 euros.
Londres fue el pionero en aplicar una tasa diaria para permitir el accesos de los vehículos a la denominada "Central London". Desde 2003 entrar en el área restringida del centro de la capital británica cuesta unos 13,15 euros al día. Los modelos más antiguos pagarán una doble tasa a partir de abril de 2019.
París también ha escalado su lucha contra los coches que más contaminan. Desde 2015, se ha restringido el acceso a los vehículos pesados y autobuses más antiguos. Después fueron los coches y motos de cierta antigüedad y desde 2016 se clasifica a los vehículos con etiquetas medioambientales.
Berlín tiene también su 'Madrid Central' allí se la conoce como 'Umweltzone' y está limitada por el trazado de una línea circular de tren. Como en Madrid, desde 2010 un sistema de pegatinas medioambientales discrimina los vehículo que pueden acceder al centro urbano.