Naiara, de 8 años, murió en julio de 2017 en Huesca tras una presunta paliza propinada por su tío político, Iván P.P. Fue maltratada hasta la muerte delante de sus primas, que solo llamaron a la ambulancia cuando la sangre les asustó.
La madre, Mariela Benítez, no estaba allí cuando se produjeron los hechos. Estaba trabajando, y hoy, cuando arranca el juicio por la muerte de la niña, lamenta entre lágrimas aquel terrible día: “Yo no estuve ahí. Y si yo hubiera estado yo hubiera matado para que no maten a mi hija”, afirma.
Aquel día, el acusado quiso ‘darle una lección’ a Naira por no estudiar y la amordazó con un calcetín. Atada de pies y manos, le dio descargas eléctricas con una raqueta de moscas, patadas, puñetazos… y le puso de rodillas sobre grava.
Además, el acusado presuntamente cogió fuertemente a la menor del pelo y la golpeó contra el suelo y una mesa hasta que quedó inconsciente.
En el juicio que acaba de arrancar también está imputada una de las primas menores, por colaborar, al tiempo en que la madre del presunto asesino, la abuela política de Naiara, supuestamente presente y consentidora, se enfrenta a 15 años. También su otro hijo, padrastro de Naiara, quien recibió presuntamente fotografías de la agresión y no hizo nada.
Mariela, no obstante, no duda de él: “Yo confío en mi marido cien por cien”. “Constantemente es lo que me dice: a mí me están juzgando por ser ‘el hermano de’”.
Fiscal y acusaciones piden prisión permanente revisable por un presunto delito de asesinato.
Mientras, el padre biológico de la pequeña no ha podido viajar desde Argentina al juicio por la pandemia. Este miércoles se producirá la audiencia pública con la exposición de las partes al jurado y la declaración de los acusados.