El menor ingresó por sangrado por la nariz y la boca. Días después su estado empeoró hasta el punto en el que los médicos temieron por su vida. Una enfermera vio una servilleta con rastros de sangre en el baño de la habitación del menor y una jeringuilla escondida en la manga de Malone, según publica NBC.
Este hecho motivó, junto con las múltiples veces que el menor había ingresado en el hospital Inova de Fairfax, en Virginia (EEUU) por sangrados inexplicables, la instalación de cámaras de seguridad en la habitación. Gracias a ello, el 25 de abril, Elizabeth Malone fue pillada infraganti cuando inyectaba sangre a su propio hijo, de 5 años y con impedimentos del habla.
Aunque al principio Malone negó los hechos, cuando le alertaron de la presencia de una cámara, confesó lo ocurrido. No obstante, especificó, que en ningún momento lo hizo con la intención de perjudicar al menor. De hecho, actuó de esta manera, según ella, porque la última vez que atendieron a su hijo le gustó y ese día el menor sangraba, por lo que intentó reproducir los mismos síntomas.
TE PUEDE INTERESAR: