María, la madre de Godella acusada del asesinato de sus dos hijos, de cinco meses y tres años y medio, se había mostrado tranquila en la cárcel de Picassent, donde está internada en la enfermería hasta que ayer al mediodía, sin razón aparente, según los funcionarios, sufrió un cambio radical.
Una funcionaria de prisiones explicó, en declaraciones al programa Cuatro al Día, que tuvo un brote psicótico, similar al que pudo tener el día que murieron sus hijos. Sin embargo, esta misma empleada pública aseguró que la prisión no tiene psiquiatras, solo una persona viene dos meses al mes.
En las cárceles españolas hay psicólogos pero solo suelen participar en la clasificación de los presos, nos explica Francisco Amaya, médico de la cárcel de Granada. Son los encargados de determinar si el preso es de primer grado, los muy peligrosos que suelen ir a módulos de aislamiento; de segundo grado, que son la mayoría; y de tercer grado, que son aquellos que están al final de su condena y pueden obtener permisos penitenciarios.
A veces, señala Amaya, también trabajan programas específicos de drogodependencia, junto a trabajadores sociales y educadores pero no suelen hacer un trabajo de psicología clínica.
Sin embargo, en las prisiones españolas casi no hay ningún psiquiatra en plantilla. Desde Instituciones Penitenciarias aseguran que hay algunos en alguna prisión madrileña porque la dirección del centro le ha hecho un “contrato menor”. Además, el Ministerio del Interior cuenta con dos hospitales psiquiátricos penitenciarios, uno en Alicante y otro en Sevilla. Desde el sindicato CSIF sostiene que a estos hospitales solo llegan condenados “muy peligrosos y con patologías muy graves” y estiman que entre los dos hay seis médicos psiquiatras. Las cárceles solo ofrecen una atención sanitaria primaria. Por eso los médicos sí están 24 horas al día.
Es un juez el que determina si un preso tiene un problema de salud mental. En ese caso es inimputable y la persona irá a los hospitales psiquiátricos de Alicante o Sevilla. Si el juez cree que tiene un problema de salud mental pero “sabía lo que hacía cuando cometió un crimen” lo enviará a la cárcel, explican desde Instituciones Penitenciarias. En el caso de la madre de Godella, en prisión preventiva en Picassent, desde Instituciones Penitenciarias nos aseguran que si no lo ha hecho ya, pronto un psiquiatra valorará a la mujer.
Lo cierto es que a María, de 27 años, la encontró la Guardia Civil casi desnuda escondida en un bidón y hablando incongruencias. Cuando fue detenida se negó a colaborar. Al final dijo dónde había enterrado a sus hijos pero negó haberlos matado ella. No obstante, antes de que el juez ordenara su ingresó en prisión de forma preventiva, admitió a los médicos que Dios le había ordenado matar a sus pequeños.
La atención psiquiátrica en las cárceles depende de las Comunidades Autónomas, que tiene la competencia en Sanidad. Por eso los funcionarios dicen que los psiquiatras suelen ir por las prisiones cada 15 días a atender a los presos que lo necesitan. Eso, a veces, no es suficiente, lamentan los funcionarios. Los médicos de Instituciones Penitenciarias tienen una formación específica en psiquiatría, supone un 25% de la oposición.
Instituciones Penitenciarias afirma que si un preso necesita atención psiquiátrica, la dirección de la cárcel sigue un procedimiento para pedirla. Se puede optar porque el interno reciba la vista periódica del psiquiatra del sistema autonómico de salud, que lo atienda incluso por videoconferencia o que sea trasladado a una clínica.
Amaya insiste en que la sanidad en las penitenciarías es “nefasta” y que la administración admite que hacen falta psiquiatras pero siempre repiten que “el dinero es el que es”. Hay una convocatoria de oposiciones para médicos de prisiones –aún no hay fecha de examen- con 35 plazas, cuatro de ellas son para psiquiatría. Solo se han registrado para presentarse al examen 17 personas. El médico de la prisión de Albolote, Granada, culpa a los sueldos. Según él 1.400 euros menos que un doctor de un centro de salud.