La madre de los niños asesinados, en Valencia, continúa en la enfermería de la cárcel de Picassent y en las últimas horas habría sufrido un nuevo brote psicóticó, según ha podido saber e programa de Cuatro al día.
Después de días de aparente normalidad, la presunta parricida habría sufrido un cambio radical. La mujer tuvo que ser reducida por varios funcionarios al sufrir un nuevo episodio violento donde la habría emprendido a patadas y puñetazos contra los trabajadores de la prisión. En su delirio, María, de 27 años, pidió hablar con sus hijos y acusó a los médicos de la prisión de envenenarla.
La presunta parricida pudo sufrir un brote psicótico que podría ser similar al que la hizo emprender una angustiosa huida el día que los niños fueron asesinados.
La funcionaria explicó ayer a las cámaras de Cuatro al día que “las dos únicas funcionarias que prestan servicio en el departamento, han tenido que avisar al jefe de servicios y ante la violencia que presentaba, han tenido que pedir refuerzos a otros compañeros porque María lanzaba patadas, puñetazos, arañaba, escupía, y ha tenido que ser reducida”.
Los funcionarios de la prisión de Picassent aseguran que María no está tomando medicación ninguna porque la cárcel no dispone de psiquiatra. Solo una persona únicamente acude un par de veces el mes, mientras la madre de Godella está a la espera de ser analizada por un especialista: “María todavía no ha sido diagnosticada ni está tomando medicación, con lo cual no sabemos lo que ha podido pasar por su cabeza”.