La familia pasaba sus vacaciones en un apartamento en Portugal, unas vacaciones que se convirtieron en su mayor pesadilla. La pequeña, que tenía 3 años cuando desapareció, estaba durmiendo en la habitación con sus dos hermanos, mientras sus padres cenaban en un restaurante que se encontraba a tan sólo 60 metros. Una de las veces que la madre acudió a vigilar a sus pequeños, volvió gritando "se la han llevado". Desde entonces, nada se sabe de Madeleine.
Las llamadas de los sospechosos en la noche de los hechos han puesto a la Policía en alerta. Son un hombre que conducía un autobús turístico que llevaba a los turistas hacia el complejo hotelero donde se alojaba la familia McCann, su ayudante de 16 años y otros dos hombres que trabajaban con ellos. Según informa el diario Telegraph, ya habían sido interrogados previamente -y reconocieron haber robado en la zona, aunque negaron haber participado en la desaparición de la niña. Ahora es cuando el foco de las investigaciones se centran en ellos.
Kate y Gerry, los padres de Madeleine McCann consideran esta hipótesis como "una de las más creíbles" que se han planteado durante las pesquisas de este caso. No obstante, la policía británica ha asegurado sentirse "frustrada", pues las fuerzas de seguridad lusas no les permite seguir en esta línea de investigación.