Los problemas relacionados con la ludopatía o adicción a los juegos de azar se manifiesta "doblemente" en el caso de los adolescentes frente al público adulto, según ha subrayado el psiquiatra Ponce Alfaro, miembro de Top Doctors, quien ha añadido que esto se puede deber a que el juego "ayuda a aliviar los estados de ansiedad y tristeza que se dan frecuentemente durante la adolescencia".
Un periodo en el que los jóvenes tienen fácil acceso a herramientas digitales, se normaliza la conducta en diferentes áreas de la sociedad, y coincide con el aumento de apuestas en las zonas más desfavorecidas. Un conjunto de circunstancias que hace que el número de adicciones relacionadas con los juegos de azar crezca, siendo significativamente mayor en el caso de los hombres.
Con el objetivo de ayudar al rápido diagnóstico de esta adicción el doctor Antonio Riera, psicólogo general sanitario y miembro de Top Doctors, ha recomendado prestar atención al aumento del tiempo que se le dedica al juego o a si se realizan las apuestas como un método de solucionar los problemas económicos. Esto podría indicar que el individuo está desarrollando un problema de ludopatía.
Sólo en el año pasado se contabilizaron más de 669 millones de euros invertidos en juegos 'on line', según los datos que maneja la General de la Ordenación al Juego. Cifras de las que el 52 % fueron destinadas a apuestas, el 34 % al casino y el 11 % al póker 'on line'. Por su parte, la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) ha informado de que la mayoría de estos jugadores oscilan entre los 18 y los 35 años.
Las respuestas "agudas" de estrés, la liberación de adrenalina o la activación de la frecuencia cardiaca y respiratoria son algunas de las explicaciones de por qué sigue en aumento la cifra de ludópatas, y en concreto la de la población más joven.
En el caso de sufrir adicción, el principal síntoma será el estrés excesivo, ha explicado Patricia Colovini, de la clínica CITA, centro miembro de Top Doctors. Asimismo, ha señalado que este problema suele estar ligado a otras conductas de riesgo como el consumo excesivo de alcohol o la utilización de figuras conocidas en la publicidad como estrategia de mercado, ya que atraen su atención e incentivan el deseo de apostar.