"Mi madre se ha suicidado. Hace cuatro meses que ocurrió. Hay algo que no me puedo quitar de la cabeza. La semana pasada, entre las páginas de un libro, encontré una carta suya que decía: 'yo solo quiero vivir", así habla Carlos Pérez, de 27 años, que hace unos meses nos contaba su historia en NIUS.
"No puedo explicar el desgarro que sentí. Volver a ver su letra, leer la carta e imaginarla gritando que lo único que quería era seguir viviendo. ahora está muerta y sé que no la voy a volver a ver. Pero no es mala suerte, no, ni es azar. Hubo avisos e intentos y se podía haber hecho algo y no se hizo", explica este joven que perdió a su madre el pasado octubre.
Por eso, ha dicho "¡basta ya de suicidios evitables como el de mi madre!" y ha realizado una petición en Change.org para pedir de manera urgente un teléfono público y gratuito de atención a víctimas del suicidio. Para poder ayudar a todas esas personas que ahora mismo están pensando en ello. Y no son pocas dice. "Ahora mismo se ha suicidado alguien en España y en dos horas y media otra persona se volverá a suicidar. Dos horas y media es el tiempo que, de media, transcurre en España entre un suicidio y otro. 10 personas al día se quitan la vida en nuestro país. Porque te aseguro que no van a encontrar la ayuda que necesiten cuando ya no puedan más".
Se necesitan más psicólogos, más seguimiento, más concienciación y más prevención. "Es solo una firma, menos de un minuto", para pedir al Ministerio de Sanidad que pongan en marcha urgentemente un teléfono de atención a víctimas del suicidio, como el 016 contra el maltrato pero contra el suicidio y que debe estar atendido por profesionales de la salud mental. "Tiene que ser un número corto, el mismo para todas las Comunidades Autónomas".
"Creo que un teléfono al que acudir cuando las personas ya no ven otra salida y piensan en quitarse la vida es relativamente sencillo. Un número en el que atiendan y orienten profesionales también a los familiares que, como yo, pasamos de ser hijos a ser vigilantes y cargamos de un día para otro con la responsabilidad de mantener a nuestras madres con vida", señala Pérez que asegura que la labor que hacen en el Teléfono de la Esperanza y otras ONG "es maravillosa", pero la vida de 10 personas al día no puede depender de iniciativas particulares y de buena voluntad de voluntarios.
Este joven, que está de baja desde que ocurrió lo de su madre, está medicado por un psiquiatra y todas las semana va a ver a su psicóloga "es la mejor decisión que he tomado en la vida", para poder levantarse cada mañana. Después de ir tres veces a Urgencias por tres ataques de ansiedad "dónde se sentía a morir", le redirigieron a un psiquiatra. Él se paga un psicólogo porque, no podía esperar a que le dieran uno de la Sanidad Pública. "Como mínimo hay que esperar un mes y yo la ayuda la necesitaba ya. No es solo mi madre, son los familiares de esas diez personas que se han quitado la vida ese día. Son diez familias destrozadas. No se puede dejar al azar", cuenta. En todo el proceso él se ha sentido abandonado.
"Sentí que el hospital me devolvía a mi madre y me decían: toma, llévatela a casa, ahora su vida depende de ti". Y a ella no la vio ni un psicólogo, solo la cambiaban de medicación y para casa otra vez. "Tras dos intentos de suicidio, a la tercera lo consiguió y entonces llegó la culpabilidad de la familia. Porque nos hicieron creer que salvarla dependía de nosotros", asegura Pérez.
"No hay día que no piense en todas las veces que intenté ayudarla y lo solos y desamparados que nos hemos sentido. No tenemos herramientas para poder gestionar una tristeza tan inabarcable. Ni los propios enfermos ni tampoco los que les cuidamos".
Han empezado pidiendo un teléfono de ayuda pero que realmente lo que quieren es parar los suicidios en España. Es la otra petición de change.org; Stop suicidios. Por eso piden un Plan Estatal contra el Suicidio, que no existe, en el que quieren:
"Porque la vida de mi madre estaba en mis manos, en la de mi hermana, en la de mi padre y en la de mi familia. En nadie más. Eso no puede ser". Por eso, Carlos va a seguir luchando sin descanso para ayudar a quien se encuentre en esta misma situación. Y van a seguir hasta el final, hasta que se cree una Ley Estatal contra el Suicidio, que tanta falta hace.