Una veintena de amigos de Madrid disfrazados de langostinos han irrumpido con fuerza en el tradicional 'zoológico' de asistentes al Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad que acuden al Teatro Real, año tras año, vestidos de animales.
Los langostinos, que forman una peña bautizada como Los Rodolfos, han amanecido casi congelados tras pasar una fría y ventosa noche a la intemperie, haciendo cola en los alrededores del teatro que alberga el sorteo.
No han sido los primeros en entrar en el arca de Noé en el que se convierte la platea: han tenido que esperar a que comenzaran a girar los bombos, pasadas las nueve de la mañana, pero han llegado a presenciar cómo salía la bola del tempranero Gordo del sorteo.
El único propósito del grupo era "hacer la gracia", según reconocía Cristina, una de las jóvenes de la peña crustácea. El grupo, al ser tan numeroso, se ha tenido que repartir entre los contados huecos de butacas vacías, aunque ni su resplandeciente naranja ni su ánimo festivo han pasado desapercibidos.
"¡Chúpame la cabeza, la cabeza chúpame!", han coreado con tono futbolero cuando dejaban de cantar los niños de San Ildefonso. Los langostinos han sido el manjar más codiciado por los periodistas hambrientos de testimonios para su retransmisión del sorteo: no han faltado ante ningún micrófono o cámara.
En el ecosistema del sorteo de este domingo han cohabitado con pollos y perros, los ejemplares más numerosos en disfraces. Uno de los pollos, que jugaba lotería, admitía que no le había tocado "ni un pico". Las vacas, que fueron especie dominante en los últimos años, se han extinguido en esta edición.
En el Teatro Real también se ha avistado algún ejemplar exótico. Una morsa deambulaba con un micrófono en la aleta. Bajo su piel de tela se ocultaba el presentado Jordi Cruz, popular por el programa de manualidades infantiles 'Art Attack', que apenas asomaba la cabeza entre las fauces acolmilladas del bicho.