Veintiséis años después de la proclamación por la ONU del Día Mundial de la Libertad de Prensa, las amenazas contra esta siguen siendo las mismas aunque nuevos peligros asoman amplificando el riesgo.
Según Reporteros sin Fronteras en la presentación de su último informe, titulado "La mecánica del miedo", “se reduce el número de países que se consideran seguros –aquellos en los que los periodistas pueden ejercer su oficio sin correr peligro–, mientras que crece el control que ejercen los regímenes autoritarios en los medios de comunicación”. El documento muestra también “que el odio a los periodistas degenera en violencia, lo que hace que aumente el miedo”.
Esta violencia puede parecernos ajena a nuestra sociedad democrática pero aquí en España también la padecemos.
Alfonso Armada, presidente de RSF en España afirma que nuestro país “no es una excepción” en lo que a estos “comportamientos violentos” se refiere. Se trata, según Armada, de “un reflejo de las tendencias tóxicas” denunciadas por su organización para la libertad de información.
Estos “ataques y amenazas” que se registran en España, asegura el representante de RFS, “son fenómenos que se extienden rápidamente en todo el mundo”. Un “odio a los periodistas” que hemos visto en la “intimidación durante una conexión televisiva en directo, el avance de los “hombres fuertes”, más o menos proclives a ideas autoritarias, deja ver un patrón parecido en Trump, Orban, Putin, Duterte, Bolsonaro o Erdogan”, personajes que “declaran enemigos a los periodistas o medios que los cuestionan, los señalan en público, los insultan, los acosan judicialmente, y, de alguna manera, legitiman y alientan los comportamientos violentos”.
Armada está convencido de que la libertad de prensa en todo el mundo se encuentra en una “situación de deterioro generalizado”, algo que impide que el ligero avance registrado por nuestro país en el escalafón mundial pueda darnos un respiro. El informe de RSF sitúa a España en puesto 29, dos posiciones más arriba que hace un año.
La falta de optimismo se explica, según Armada porque aún “nos quedan muchos espacios que debemos mejorar”. Y es que, “aunque se haya reducido la tensión en Cataluña, continúan registrándose ataques a reporteros que trabajan sobre el terreno; la reforma de RTVE sigue en punto muerto por falta de acuerdo parlamentario; la ‘Ley Mordaza’ sigue vigente y multando a periodistas que solo hacen su trabajo y el pasado otoño vivimos un inaudito episodio de violación del secreto de las fuentes: la irrupción de la policía en dos medios de comunicación y la requisa de teléfonos y equipos de periodistas”.
El análisis de Alfonso Armada coincide en muchos aspectos con el que realiza Nemesio Rodríguez, Presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).
Este representante de la mayor organización profesional de periodistas de España, está convencido de que la presión a los medios en Cataluña o las críticas lanzadas desde partidos políticos como Vox han afectado “de una manera muy negativa” a la libertad de prensa en nuestro país.
Según Rodríguez este “discurso del odio” protagonizado por Vox siguiendo el ejemplo de otros países busca “debilitar” el papel de los medios como “garantes del derecho de información de los ciudadanos”. Se trata pues de “una estrategia muy peligrosa porque amenaza directamente a la libertad de prensa y al derecho de información, pilares de nuestro sistema democrático”, añade.
“La desinformación es casi tan vieja como el mundo”, asevera Alfonso Armada hablando sobre las conocidas como ‘fake news’ o noticias falsas, “pero es ahora,--añade--, en la era de Internet, cuando se ha agigantado la capacidad de multiplicar los bulos y hacerlos llegar exactamente a quien se los va a creer”.
La magnitud e importancia de este fenómeno potenciado por la omnipresencia de las Redes Sociales en nuestras vidas hace que se hayan disparado todas las alarmas según el presidente de RFS: “fabricación de bulos, segmentación de la población vulnerable, tecnología, inversión publicitaria en redes sociales, trolls y bots de pago… y apoyo financiero de poderosos con intereses específicosfabricación de bulossegmentación de la población vulnerabletrollsbots de pagoapoyo financiero de poderosos con intereses específicos”.
Nemesio Rodríguez también alerta de esta amenaza que no solo socava “la libertad de expresión, sino a todas las libertades y como colofón a la propia democracia”.
Su denuncia apunta también a otros puntales básicos de nuestra sociedad: “las ‘fake news’ atacan sin pudor alguno a los valores de la democracia: los derechos humanos, la salud, el estado del bienestar, la Unión Europea, la diversidad, de los derechos de los inmigrantes, las leyes sobre la violencia de género, la convivencia, la tolerancia”.
Según el responsable de la FAPE, “se trata de crear un estado de odio y de miedo que obtenga como beneficio la imposición por la fuerza de determinadas ideas”.
Pero no todo está perdido ante el acoso de quienes se benefician de la propagación de estos bulos o manipulaciones. Alfonso Armada y Nemesio Rodríguez coinciden que este peligro ha supuesto también un reto para los profesionales de la comunicación que han visto la oportunidad de volver a poner en valor aquellas herramientas que han construido la libertad de prensa a lo largo de estos siglos. Se trata, como asegura Rodríguez “de recuperar la disciplina de la verificación y del contraste de los hechos con fuentes fiables, disciplina que se había abandonado al dejarse arrastrar por la influencia de las redes y la implantación de la cultura de la inmediatez”.
Para el presidente de RFS la “manipulación” que provocan las noticias falsa equivale a “arrebatar a los ciudadanos su derecho a decidir sobre sus propias vidas y su destino”, un ataque para el que cree que hay un antídoto: “por eso son tan valiosas las iniciativas destinadas a desenmascarar mentiras, el auge de la verificación de datos en los medios o la labor de las organizaciones que, como Reporteros Sin Fronteras, defienden la libertad de información”.
En un mundo entregado al ‘gratis total’ y al consumo inmediato de todo, la ansiedad informativa de la población ha visto saciada su hambre de noticias mediante relatos de escaso valor periodístico en el que las fuentes desaparecían en el marasmo ético de las Redes Sociales. Solo algunos medios de comunicación ha logrado sobrevivir aplicando recetas tradicionales del periodismo de toda la vida.
La vuelta generalizada a este modelo aseguran los expertos ya está aquí: "los muros de pago". Los medios han entendido que una información de calidad tiene un precio, algo consensuado antes de la irrupción de las nuevas tecnologías que visualizábamos en el momento de pagar por un ejemplar de periódico en el kiosko.
Alfonso Armada apunta en esta dirección cuando señala de forma especial las iniciativas puestas en marcha por medios clásicos como “The New York Times, que se han fortalecido de manera extraordinaria a base de reforzar sus redacciones y apostar por el Periodismo con mayúsculas”.
Aunque, concluye que, “buena parte de las respuestas la tiene también una ciudadanía que, afortunadamente, es cada vez más consciente de que el derecho a la información es ante todo suyo, que le pertenece”.
Nemesio Rodríguez también alerta de “futuro complicado” al que se enfrentan los medios de comunicación, especialmente los escritos, dado “el hundimiento de la publicidad y la difusión en un contexto de cambio de modelo”.
A pesar de estas sombras, apunta al “arrollador cambio tecnológico digital” como “una ventana de nuevas oportunidades para el periodismo” siempre y cuando se sepan sortear sus amenazas al “empleo, las condiciones laborales y al periodismo de calidad”.
Los muros de pago son también para el presidente de la FAPE el horizonte común de la prensa española, “los medios impresos y digitales van a orientarse a partir de este año hacia el cobro de los contenidos. Si este cambio radical respecto al acceso gratuito fracasa, veremos cierre de medios y altas pérdidas de empleo”.
Hoy nos parece extraña esa imagen de un desayuno familiar en el que se comparte los periódicos y se comentan las noticias más singulares para cada uno. Pero dónde aún es una costumbre sus ciudadanos se caracterizan por “no tolerar injerencias políticas en sus medios públicos”, al tiempo que “son muy exigentes con sus periodistas”. Se trata, como resume Alfonso Armada de “ciudadanos más conscientes y por lo tanto más libres”.
La familia del cámara de Telecinco, José Couso, ha recordado al periodista español cuando se cumplen este 2019, dieciséis años de su asesinato por parte de militares norteamericanos cuando informaba desde Irak de la segunda guerra del Golfo.
Su muerte ocurrió el 8 de abril de 2003 cuando se encontraba en el Hotel Palestine de Bagdad. El disparo que acabó con su vida provenía de un tanque de la compañía de la 3.ª División de Infantería del Ejército estadounidense. El proyectil impactó en el piso 15, en el cual se alojaba el equipo de la agencia Reuters, resultando muerto en el acto el periodista ucraniano Taras Protsyuk. José Couso se encontraba filmando en el piso inferior, siendo herido gravemente. Couso fue trasladado al Hospital San Rafael de Bagdad, donde falleció mientras era operado.
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