En el hospital infantil Auf der Bult, en Hannover (Alemania), presenciaron un caso insólito en el centro. Un niño, de siete años, acudió con la lengua atrapada en una botella de zumo de la que había intentado apurar las últimas gotas.
Después de varios intentos sin éxito por desencajarle la botella, los padres del niño le llevaron al hospital. Allí también trataron técnicas que no funcionaron. Entre otras, probaron a lubricarle la lengua y giraron y tiraron del recipiente.
Finalmente, uno de los médicos logró ayudar al pequeño. El doctor recordó cómo descorchar una botella de vino si no se dispone de sacacorchos y la técnica que ya empleó en una ocasión, volvió a funcionar, según publica NBC News citando al European Journal of Anaesthesiology.
A través de una cánula y con una jeringuilla, inyectaron 60 ml de aire. La lengua, ya hinchada y descolorida, no tardó en salir del cuello de la botella.
El pequeño tuvo que permanecer ingresado 24 horas hasta que la hinchazón bajó un poco. Dos semanas después de darle el alta, el menor se recuperó por completo.