Dieciséis escalones separan la casa de los abuelos de Laia de la vivienda en la que se produjo el crimen. Tras una puerta del primer piso que hoy continúa precintada la menor recibió puñaladas. Murió por asfixia y la incógnita es si también sufrió una agresión sexual. Los mossos tratan de averigar cómo se produjo el encuentro entre la víctima y su presunto asesino. Si fue casual o si la vigilaba. La mañana del lunes Francisco estuvo en un local cerca del edificio. Las cámaras indicarán a qué hora salió. Ese día la niña fue a casa de sus abuelos. Quería despedirse porque se iba de campamento, sin embargo, no llegó a salir a la calle. Alex Zaragüeta, abogado del detenido, asegura que está mal, consciente de la situación complicada que tiene encima. Sabe que si se demuestra que el día del crimen había consumido drogas, esto podría beneficiarle, servirle como atenuante. Mañana pasará a disposición judicial y hablará, por primera vez, de lo que ocurrió dentro de su casa.