Los profesionales que trabajan en los hospitales de China, la zona cero del coronavirus, permanecen en los centros sin poder regresar a sus casas y ver a sus familias. Estos valientes que se sacrifican para acabar con la epidemia están alejados de sus seres queridos y todavía no saben por cuánto tiempo.
El pequeño corre hacia el televisor cuando ve a su padre. Es médico y lleva una semana sin ir a casa. Envía un mensaje a sus familiares “quiero decirles a mis hijos que tengo trabajo importante que hacer y por eso no puedo estar con ellos”. Es el sacrificio de los que plantan cara al coronavirus.
Los padres de otra niña están en el hospital y la pequeña, entre lágrimas, dice: “te echo de menos mamá”. La madre y enfermera consuela a su hija que no deja de llorar. Es imposible que se acerquen y puedan darse un abrazo. “Volveré cuando hayamos derrotado al coronavirus” comenta la mujer. Aunque el coronavirus separe a muchas familias no puede con el amor.