Existen los ladrones de guante blanco, los rateros y estos. Dos aprendices de delincuentes brasileños, que entusiasmados con la idea de robarse una televisión de 75 pulgadas se olvidan de lo más importante, el cómo. Así que con un turismo llegan a las puertas de cristal del negocio y con un martillo improvisan.
Acceden a la tienda, pero ojo, que la televisión está colgada de la pared y por sus dimensiones es poco probable que quepa en el vehículo de los cacos. A menos que piensen llevársela cargada en brazos. Que también podría ser.
Entra el segundo delincuente con tan pocas luces que se estrella contra el escaparate; se levanta como puede a trompicones, mientras el otro sigue luchando a brazo partido por hacerse con su botín, pero la tele sigue conectada a la red eléctrica y parece pesar más de lo que esperaba. ¿Es un sketch cómico? Lo parece. La alarma se dispara o algo los asusta, porque salen por patas sin botín y sin vergüenza.