Los sindicatos ya denuncian las insoportables temperaturas en los los juzgados de Gavá y Sabadell. La climatización del edificio se ha estropeado y han llegado a estar a 38 grados cuando lo normal suele ser a 22 grados mínimo y a 25 máximo. De hecho, los juicios largos se han suspendido en Gavá porque no hay quien aguante el calor. El servicio de guardia sigue en pie pero se limitan hasta arreglar la temperatura en vista del Real Decreto 486/1997. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) alertó de los hechos a la Generalitat para que emprendiera las "acciones oportunas para ajustar las condiciones de trabajo". Los funcionarios de la Administración de Justicia dependientes de la Generalitat, que llevan temas de gestión, tramitación y auxilio no tienen esta dispensa y descansan 15 minutos cada dos horas para beber agua.
El nuevo sistema no estará operativo hasta dentro de tres semanas, por lo que se han instalado aparatos portátiles de aire acondicionado en las oficinas, aunque no son suficientes en plena ola de calor. Por eso, el TSJC delegó en la decana de los juzgados de Gavà la identificación de las salas de vistas u oficinas donde los jueces y magistrados "deban quedar dispensados del cumplimiento de los deberes judiciales que tuvieren programados en esos espacios", incluidas las vistas o juicios orales si no pueden garantizarse "las condiciones ambientales exigidas".
Un aumento en el estrés térmico derivado del calentamiento global conducirá a una pérdida de productividad mundial equivalente a 80 millones de empleos de tiempo completo para el año 2030, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Proyecciones basadas en un aumento mundial de la temperatura de 1,5 grados centígrados para fines de este siglo indican que en el año 2030 se perderá el 2,2 por ciento del total de las horas laborales en todo el mundo por causa de temperaturas más altas, indico la OIT. La organización señaló que esta es una pérdida equivalente a 80 millones de empleos de tiempo completo o pérdidas económicas mundiales por 2.400 millones de dólares.
"El impacto del estrés térmico sobre la productividad laboral es una consecuencia seria del cambio climático que se agrega a otros efectos adversos como el cambio en los patrones pluviales, el aumento en el nivel del mar y la pérdida de biodiversidad", señalaba en una conferencia de prensa en la ONU Catherine Saget, quien encabeza el departamento de investigación de la OIT y es la principal autora del informe. El informe advierte que su estimación es conservadora pues asume que el aumento promedio en la temperatura mundial no superará los 1,5 grados centígrados.
El nuevo informe de la OIT, llamado 'Trabajar en un planeta más caliente: El impacto del estrés térmico en la productividad laboral y el trabajo decente', se basa en datos climáticos, fisiológicos y laborales y presenta estimaciones de las pérdidas actuales y proyectadas de productividad a niveles nacional, regional y mundial. El estrés térmico se refiere a más calor del que el cuerpo puede tolerar sin sufrir una afectación fisiológica. Generalmente ocurre a temperaturas ubicadas por arriba de los 35 grados centígrados y con una elevada humedad.
Un calor excesivo durante el trabajo es un riesgo de salud ocupacional. Restringe las funciones y capacidades físicas de los trabajadores, la capacidad de trabajo y, en consecuencia, la productividad. En casos extremos puede conducir a un golpe de calor, el cual puede ser mortal. A nivel mundial, el sector que se espera que sea más duramente afectado es el agrícola, un sector en el que trabajan 940 millones de personas en todo el mundo.
Se estima que para el 2030, este sector representará el 60 por ciento de las horas de trabajo mundiales perdidas debido al estrés térmico. El sector de la construcción también será severamente afectado, con una pérdida de cerca de 19 por ciento de horas laborales mundiales para la misma fecha. Otros sectores que corren especial riesgo son los bienes y servicios ambientales, la recolección de desechos, los servicios de emergencia, las labores de reparación, el transporte, turismo deportes y algunas formas de trabajo industrial. El impacto de esto también será distribuido de manera desigual en todo el mundo.
Las regiones que más horas laborales perderán serán el sur de Asia y el oeste de Africa, en donde se espera que cerca de cinco por ciento de las horas laborales se pierdan en 2030, lo que corresponde a cerca de 43 millones y nueve millones de empleos, respectivamente. Además, serán las personas de las regiones más pobres las que sufran las pérdidas económicas más significativas.