En un mismo sobrevuelo, que tuvo lugar el 27 de septiembre, se logró apreciar desde decenas de miles de kilómetros de altura las tormentas que azotan las regiones próximas al polo norte y una aurora en torno al polo sur. Los operadores mantuvieron encendidas todas las herramientas de Juno para registrar todos los fenómenos meteorológicos y físicos capaces de mejorar el conocimiento del planeta más grande de los que orbitan el Sol.
Tienen gran importancia las fotografías tomadas no solo en el espectro real, sino específicamente en el infrarrojo. Una, que representa la aurora austral en infrarrojo, impresiona por un enorme anillo ardiente. Según afirmó en un comentario el colaborador científico Alberto Adriani, del Instituto de Astrofísica y Planetología Espacial, se trata de una combinación de manchas tibias y calientes que jamás sería posible registrar con ningún equipo óptico desde la Tierra o su órbita.
Este éxito ha sido solo el primero de los 36 sobrevuelos programados en torno a Júpiter para el tiempo que la sonda permanecerá orbitando este planeta y sus satélites naturales. La nave llegó a su órbita el pasado 5 de julio. Desde aquel entonces ha podido acercarse a una distancia mínima de 78.000 kilómetros sobre las nubes arremolinadas del planeta.
La misión recolecta indicios sobre la formación del planeta, su núcleo, el agua presente en la atmósfera y los vientos que la caracterizan, mapea su gravedad y sus campos magnéticos.