Los héroes de la Brigada de Salvamento Minero, ante el reto de rescatar a Julen a tiempo
Informativos Telecinco
17/01/201917:00 h.Lo hemos escuchado desde el primer momento y lo ha recalcado también el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis: el rescate de Julen, el niño de dos años que se cayó en un pozo de 25 centímetros de diámetro y 107 metros de profundidad en Totalán, Málaga, supone una enorme complejidad técnica. Un rescate así es “inédito” en España, y por ello, ante la gran dificultad y ante las numerosas incógnitas que aún rodean al caso, se ha movilizado a los mayores expertos para conseguir llegar al punto en el que se cree que está el niño.
Los mejores expertos trabajan en un rescate inédito
Múltiples brigadas de la Guardia Civil; bomberos; ingenieros y especialistas en geología; expertos en montaña; empresas privadas especializadas en excavaciones, limpieza y exploración de pozos y galerías; múltiples administraciones colaboradoras y un largo etcétera de efectivos que trabajan sin descanso y al unísono con un mismo objetivo y bajo un mismo impulso desesperado: que Julen esté vivo.
El hallazgo de restos biológicos suyos, –encontrados el pasado domingo y comprobados con la prueba de ADN– confirma que el pequeño está en el pozo. El problema es definir exactamente dónde.
¿A qué altura está Julen?
Al caer por el estrechísimo pozo, Julen arrastró piedras, tierra y raíces a su paso, lo que formó un enorme tapón, muy duro, que ha complicado notablemente las tareas de rescate, dado que la máxima prioridad es, –“trabajando siempre desde la idea de que Julen está vivo”–, salvaguardar la seguridad del pequeño evitando desprendimientos o derrumbes.
Es por esta razón por la que la operación decidió, descartando diversas alternativas, abordar la construcción de dos túneles: uno en vertical y en paralelo al pozo, y otro oblicuo, destinado a crear una galería horizontal que llevase justo hasta debajo del tapón, situado a unos 73 metros de profundidad; hasta el punto en el que se cree que puede estar Julen.
Sin embargo, la opción del túnel horizontal ha quedado también abandonada en las últimas horas debido, precisamente, a los continuos derrumbes y corrimientos de tierra, si bien no se descarta retomarla con otras técnicas para lograr la perforación.
Ahora, cuatro días después, la solución es acometer no solo un túnel vertical sino dos: uno a cada lado del pozo por el que cayó el pequeño, que ha sido revestido para asegurar el proceso.
Los expertos calculan que no podrán llegar hasta el hueco donde está el niño antes de dos o incluso tres días, y el punto más delicado de la operación llegará al final: en ese momento en el que procedan a excavar hacia el punto donde se cree que está Julen.
La Brigada de Salvamento Minero, expertos en rescates agónicos
Para esta última misión será clave la Brigada de Salvamento Minero trasladada desde Asturias por el Ministerio de Defensa. Son el equipo de rescate en profundidad más experto. Lo forman picadores, barrenistas y mineros altamente cualificados y con unas condiciones físicas inmojorables. Forman parte de la élite, y serán los encargados de picar de forma manual los últimos metros hasta llegar a Julen.
En la brigada, que cuenta con más de 100 años de experiencia en las condiciones más adversas, va en retaguardia un médico que, una vez alcanzado y liberado el objetivo, se encarga de darle los primeros auxilios en profundidad.
Si bien cualquier trabajo requiere sumo cuidado para no cometer ningún error que comprometa la lucha contra reloj que todos los efectivos vienen desarrollando, esta última parte es especialmente delicada y exige, no solo una precisión casi quirúrgica, sino también la experiencia y profesionalidad necesaria: un derrumbe en el último momento resultaría fatal después de todo el trabajo puesto en ello. Evitar eso es el objetivo de la Brigada de Salvamento Minero de Asturias, que una vez más tendrá que volver a sumergirse bajo la tierra para, en medio de una operación tan compleja como agónica, adentrarse por las estrecheces del terreno formado por pizarra, –según indican los geólogos–, con la esperanza de encontrar a Julen.
Sus orígenes
Nacida de la necesidad de dar protección y socorrer a los obreros ante los numerosos accidentes mineros que se producían en Asturias y otras regiones, fue el 26 de agosto de 1912 cuando, tal y como recoge la propia página web de la Brigada de Salvamento Minero en su apartado histórico, abordó su primer rescate. Fue en el famoso pozo María Luisa, en Lanreo. Allí, los efectivos se enfrentaron a los efectos de una explosión de grisú, –un gas que puede encontrarse en las minas subterráneas de carbón y que puede formar atmósferas explosivas–, sin que se lamentasen víctimas mortales, afortunadamente.
Tan solo dos años más tarde, y en el mismo escenario, otra explosión de grisú dejó cuatro fallecidos y dejó gravemente herido a otro.
Desde entonces, la Brigada no ha dejado de trabajar en aquellas operaciones donde se ha requerido sus servicios, extendiendo su ayuda y sus conocimientos en los rescates en espacios confinados más allá de la minería, “alcanzando a todos los cuerpos de emergencia que deben operar en ellos”.
Establecidos desde sus inicios en las inmediaciones del pozo Fondón, en Langreo, es el 18 de enero de 1925 cuando se constituye la Asociación de Salvamento en las Minas de la que forma parte la brigada.
Los puntos fuertes de estos especialistas, indican, son “las técnicas de rescate en espacios angostos, con los medios habituales utilizados en la minería, y sobre todo, el uso y entrenamiento del equipo de respiración autónoma en circuito cerrado, logrando tiempos de intervención en unas 4 horas en ambiente irrespirable y/o explosivo”.
Formada por un jefe de brigada, dos jefes de relevo, tres conductores, veinte brigadistas y un médico, la Brigada Central de Salvamento Minero se ha convertido en indispensable para abordar las tareas de rescate más complejas en lo que a operar en un espacio angosto y de difícil acceso se refiere. Tanto, que su labor no solo se ha limitado al área nacional, sino que también han prestado su apoyo internacional, como en el rescate de los cadáveres de 65 mineros sepultados en la mina Pasta de Conchos, ubicada en Coachuila, México.
Otras intervenciones importantes que realizaron fueron la de 2007, en el incendio de la cinta transportadora del lavadero de Modesta, en Langreo, donde el fuego originado generó una nube de monóxido de carbono que intoxicó a 140 personas y obligó a desalojar a más de 700; la intervención en el tunel ferroviario de Cangostinas, Pajares, por el incendio de un convoy formado por dos máquinas y 13 cisternas de gasolina y gasoil; o el incendio del túnel del Lote VII de las obras de la variante de Pajares, en enero del 2010.
Otros especialistas que dan lugar a la esperanza
Así mismo, al igual que han hecho los expertos de la Brigada de Salvamento Minero, especialistas de la empresa sueca Stockholm Precision Tools AB, que participó en agosto de 2010 en el rescate de 33 mineros chilenos atrapados tras el derrumbe de una mina a más de 700 metros bajo tierra, se ha sumado también para prestar su ayuda en la operación.
Parte de la esperanza está depositada también en que su georradar avanzado pueda dar las coordenadas y detectar dónde se encuentra exactamente el pequeño, si bien, de momento, el resultado no es positivo.
La otra vía: aspirar el tunel por el que cayó Julen
Así mismo, se sigue trabajando en una tercera vía, más allá de los dos túneles verticales en los que se trabaja: la aspiración de piedras y barro del tapón bajo el que se cree que está Julen; otra alternativa que se aborda con suma precisión y cuidado, midiendo cada paso a través robots y cámaras que inspeccionan en cada momento cómo se encuentra el terreno.
Desde los 73 metros en los que está el tapón hasta la base, aún quedan 34 metros de esperanza a la que todos se aferran para seguir, incansablemente, buscando al pequeño.
Los padres de Julen, que hace menos de dos años ya perdieron a un hijo de tres años por una cardiopatía congénita, y que durante estos cuatro días no se han separado del pozo por el que le vieron caer, han agradecido ese esfuerzo inconmensurable de los servicios de rescate, al tiempo en que han expresado, desde su profundo dolor y ante la agónica espera, su fe en que Julen siga vivo.
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