Se trata de una médico forense del Instituto de Medicina Legal de Lleida que ha asegurado, durante la segunda sesión del juicio del caso Nadia, que de ninguno de los informes de la menor se desprende que haya un "riesgo inminente" de muerte, tal y como afirmó ayer en su declaración el padre, Fernando Blanco.
Según la médico forense, se puede afirmar que una persona con una enfermedad genética de este tipo tiene una esperanza de vida menor que el resto, pese a lo cual, actualmente "hay personas con la misma enfermedad que todavía viven con 30 años". En relación con las supuestas punciones que Nadia recibió en la nuca para llevar a cabo un tratamiento experimental sobre mutaciones genéticas, la médico ha informado de que este tipo de prácticas en la actualidad se pueden llegar a realizar a modo "experimental".
Por otra parte, el director asistencial y pediatra del Hospital de la Seu d'Urgell, Jordi Fàbrega, ha explicado mediante videoconferencia que los padres de Nadia se negaron a entregar al hospital cualquier informe que acreditara la enfermedad de su hija. En este sentido, el pediatra ha asegurado que, pese a entender que los padres tienen el derecho de no entregar la información, "sí que nos sorprendió porque teníamos otros niños con enfermedades raras y los padres siempre nos los explican todo".
Además, ha añadido Fàbrega, desde el Hospital de la Seu d'Urgell ofrecieron a los padres de Nadia derivar el tratamiento de la menor al Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, ya que existe una unidad especializada en enfermedades raras. Pese a que la amplia mayoría de los tratamientos hubieran entrado por la sanidad pública, los padres de Nadia, ha asegurado el pediatra, denegaron dicha ayuda.
Preguntado por los posibles tratamientos que recibió Nadia en Houston (EEUU), Fàbrega ha explicado que compañeros del Hospital de la Seu d'Urgell se pusieron en contacto con centros de esta ciudad americana y en ninguno de ellos tenían constancia de que existieran ese tipo de terapias.
Esperanza hasta los 40 años
También ha daclarado un dermatólogo del Hospital Clínic de Barcelona ha declarado que conoce casos de personas con la enfermedad de Nadia que superan los cuarenta años y que hasta donde él sabe "no hay un remedio curativo".
Ha explicado que analizó cabello de la niña --incluso había traído una muestra de pelo a la sala de vistas-- y ha remarcado que en los casos que él conoce no hay ningún paciente que falleciera antes de los diez años.
Otros médicos, en la misma línea, han explicado que la enfermedad, que genera alteraciones cutáneas y de desarrollo, no es terminal.
"Han mentido los dos"
También ha prestado testimonio una vecina de Fígols (Lleida) que cuidó a la menor Nadia cuando detuvieron a sus padres ha explicado en el juicio que la menor le contó que solo había viajado a París y a Mallorca, y que nunca había estado en Estados Unidos.
Esta vecina, de iniciales M.C., y madre de una niña del colegio al que acudía Nadia ha relatado que la menor pasó en su casa la noche del 7 de diciembre de 2016, cuando los Mossos d'Esquadra detuvieron a sus padres, y que la madre, Margarita Garau, durmió en la comisaría de la Seu d'Urgell y quedó en libertad, mientras el padre fue enviado a prisión preventiva.
Según su relato, la madre la llamó el día que la detuvieron y le pidió si podía recoger a Nadia y cuando entró en la comisaría vio a la madre fumando y a Nadia jugando con una agente de los Mossos d'Esquadra, y se llevó a la menor a su casa; los padres perdieron tras estos hechos la custodia de la menor.
La niña sufría alzheimer
Ha recordado que ella y su marido muchas veces le habían propuesto al matrimonio que Nadia se quedara a dormir en su casa y que siempre les respondían que no era posible porque la pequeña tenía Alzheimer y cuando se despertaba, durante unos diez minutos, no reconocía a nadie.
"Llegamos a casa, Nadia cenó, le puse un colchón al lado de mi hija, durmió once horas, se despertó y me llamó por mi nombre, pensé que eran un pedazos de estafadores profesionales", ha relatado.
En su declaración ha explicado que conoció a la familia en el cumpleaños de su hija, un mes de septiembre y que durante el primer año, Fernando Blanco y Margarita Garau solían invitar a su familia a restaurantes.
Ha dicho que ambos llevaban buena vida y tenían buenos coches y que un año después de conocerse empezaron a explicar que necesitaban dinero para operar a la niña y que el padre tenía cáncer.
"Lo decían indistintamente, pero él llevaba la voz cantante. Han mentido los dos, Marga ha mentido igual que él", ha afirmado.
Ha contado que en vísperas una fechas navideñas, antes de celebrar un belén viviente en el colegio, en la reunión en la que se repartieron los papeles de los niños Garau se puso a llorar y dijo que agradecía mucho que le dieran a su hija el papel de ángel, pero que seguro que no llegaría a Navidad si no tenían el dinero para operarla.
De nuevo una puesta en escena de los acusados, muy llamativa
Fernando Blanco hoy ha vuelto a la sala con una imagen similar a la de ayer. Esta vez con un traje distinto. La pareja, que según el abogado de Margarita Garau está separada, ayer se sentó junta y mostró cierta complicidad. Hoy ha llamado la atención que se han sentado separados por una silla.
Este martes, durante la primera jornada del juicio, el padre de Nadie se mostró tenaz pero el fiscal lo acorraló. No fue capaz de aportar pruebas médicas de ningún tipo pero insistió en que viajó al extranjero
La madre de Nadia, Margarita Garau, insistió en que tenía plena confianza en su marido y que era él quien llevaba las cuentas de las donaciones y de la asociación. Él la exculpó de toda responsabilidad económica.
Pero lo cierto es que del más de un millón de euros que recaudaron para tratar la enfermedad rara que padece Nadia, solo pudieron justificar 2.000 euros en gastos médicos.