Acababa de despedirse de su abuela porque se iba de campamento. Pero Juan Francisco le cortó el paso. La metió en su casa a empujones, le puso una correa en el cuello y la apuñaló tres veces en diferentes partes de su cuerpo, para después satisfacer su deseo sexual.
Pero su padre que esperaba a su hija en este portal no sabía el infierno al que fue sometida su hija. Llamó a familiares y movilizó a vecinos, si no había salido y la abuela se había despedido hacia horas, Laia tenía que estar dentro del edificio.
Y así fue, el vecino del primero recién llegado de China para cuidar a su madre enferma tardó en abrir la puerta. El tío de Laia empujó la puerta y descubrió a su sobrina estaba muerta. Su cadáver estaba debajo de un colchón. Juan Francisco declaró que estaba bajo los efectos del alcohol pero el informe forense lo descarta. La autopsia determinó que Laia murió asfixiada tras una fuerte paliza. Le acusan de asesinato y agresión sexual. La fiscalía pide prisión permanente revisable.