Acompañada por su abogado, José Estanislao López, Juana Rivas pisaba por primera vez un plató de televisión tras su condena. La granadina ha vuelto la vista al pasado para asegurar que "si diese marcha atrás no haría lo mismo". También ha reconocido que antes "luchaba por lo que luchaba y ahora busco soluciones".
También ha mostrado su incomodidad con las personas que le asesoraron en la batalla judicial y penal que ha mantenido con su expareja, Francesco Arcuri. Rivas ha negado haber estado "mal asesorada" señalando a quienes "tenían que actuar" de haberlo estado.
"Seguiré en esta batalla hasta que se resuelva, hasta el final", así confirmaba Juana que mantendrá su pelea por recuperar la custodia de sus dos hijos que en este momento corresponde a su padre según la sentencia de un tribunal de Granada.
Condenada a cinco años de prisión
El pasado 27 de julio, el Juzgado de lo Penal 1 de Granada hacía pública su sentencia la que condenaba a Juana Rivas a un total de cinco años de prisión como autora de dos delitos de sustracción de menores después de que el pasado verano permaneciera un mes en paradero desconocido con sus dos hijos incumpliendo las resoluciones judiciales que le obligaban a entregarlos al padre, el italiano Francesco Arcuri, al que acusa de malos tratos.
En la sentencia también se condenaba a la granadina de Maracena a ser privada de ejercer la patria potestad sobre los niños, de doce y cuatro años, durante un periodo de seis años, y a indemnizar a Francesco Arcuri en 30.000 euros, así como al pago de las costas incluidas las de la acusación.
En el relato de los hechos recogidos en la sentencia Rivas afirmó que se fue en mayo de 2016 con sus dos hijos de la isla de Carloforte (Italia) porque "no quería vivir más" bajo "las torturas" de su expareja y que, ya en España, no le entregó a los niños, pese a conocer las resoluciones judiciales que le obligaban a ello, porque estaban "escapando del maltrato" y quería protegerlos.
La confusión entre la custodia de los pequeños y las denuncias por malos tratos fue una constante en la línea de defensa de Riva. Por ello, el magistrado Manuel Piñar advirtió durante la vista oral que ésta no era una causa por las agresiones.