Los jóvenes pasan del coche en vacaciones: alquilan, comparten o tiran de 'low cost'
En la última década cae un 28% la matriculación en las autoescuelas de chicos de entre 18 y 24 años
Los expertos apuntan a que están cambiando las prioridades de los jóvenes para desplazarse
Este ha sido el peor mes de junio de los últimos tres años para la venta de coches
Clara Sánchez, de 34 años, se marcha de vacaciones a Portugal. “Vamos una semana y esta vez le pedimos el coche a mi madre. Luego en avión a Italia. Yo no tengo coche porque no lo necesito; o voy en transporte público o cojo un Car2go para ir a trabajar. Por unos seis euros al día, me compensa no buscar sitio para aparcar", asegura Clara.
Sara y Bruno coinciden con esta joven madrileña. Tienen 28 años, trabajan en publicidad y no quieren coche en propiedad ni en pintura. “El coche tiene un gasto anual de unos 2.000 euros sin contar gasolina. Con ese dinero, este año crucero por los fiordos”, dice Bruno. “Puedo moverme en transporte público, en bici, compartir o alquilar uno. Siempre hay alternativa. Tener coche es un gasto innecesario, prefiero invertir el dinero en otras cosas”, opina Sara. Aunque asegura que no solo es cuestión de dinero. “No me gusta vivir en ciudades atascadas de coches, contaminan”, dice.
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Cambian las prioridades
Los expertos creen que los hábitos y las prioridades de los jóvenes están cambiando. Y ya no consideran tan importante sacarse el carné al cumplir la mayoría de edad. La población de 18 a 24 años con carné ha caído casi un 30% en la última década. En 2008, y según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), 677.273 jóvenes se sacaron el carné de conducir; diez años después fueron 411.444, un 28% menos.
Paloma, de 24 años, se va de vacaciones en avión y en coche. "Es el coche de mi hermana y vamos a hacer BlaBlaCar con dos personas más que no conocemos. Este año vamos probar así", cuenta. Alquilar o compartir vehículo hace que se empiece a ver la movilidad más como un servicio que como un producto.
Tampoco consideran prioritario comprarse un coche. Esto es algo que cada vez hacen más tarde. Generalmente por motivos de necesidad al insertarse en el mercado laboral o cuando tienen intención de formar una familia.
Y en los centros urbanos es mucho peor. Tienen todo el transporte al alcance de su mano. “Prefieren comprar dispositivos tecnológicos o gastárselo en viajes que comprar coches", dice Noemí Navas, directora de Comunicación de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC). “Mientras el abono transporte me cueste 20 euros (el abono joven cuesta 20 euros hasta los 26 años) no me compensa comprar un coche”, confiesa Raquel, de 19 años, que se va de vacaciones en autobús con sus amigas.
Lo que más crece, el alquiler
El único canal que ha crecido este pasado mes en este mercado es el de los coches de alquiler, que registra una subida del 5% en el mes de junio (40.972 unidades). "Yo me voy al pueblo con mi familia y luego entre cuatro alquilamos un coche y listo”, dice Eric, de 20 años. No tiene carné ni coche; querría uno pero no puede comprárselo. “Ahora estoy de prácticas, aunque si lo pienso, entre el seguro, la gasolina y demás… quizá estoy bien como estoy”.
"Ahora se dedica al automóvil la mitad que antes de la crisis”, asegura Navas. "Tengo carné pero no tengo coche porque no puede pagarlo. En Madrid no lo uso, solo lo querría para ir a ver a mis padres a Cantabria. Para el centro, ni loco”, cuenta Alejandro, de 28 años y profesor de lengua.
Los fabricantes están preocupados
Ante todo esto los fabricantes de coches están preocupados. Las ventas de vehículos continúan cayendo en España. Este ha sido el peor junio de los últimos tres años. Según datos de la ANFAC, en el mes se han matriculado 130.519 vehículos, un 8,3% menos que en el mismo periodo del año pasado.
Según Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de ANFAC, ya podemos hablar de crisis en la automoción, y el principal factor, según esta patronal, es la incertidumbre de los consumidores. Por eso piden al Gobierno que tome medidas como un plan de achatarramiento (que incentive poder llevar los coches más antiguos al desgüace) o el impulso de ventas de los vehículos alternativos.