José García, 82 años: "Me asusta más la soledad que el coronavirus"
Miles de ancianos se enfrentan ahora a la reclusión o a la soledad, tras las medidas adoptadas para evitar la expansión del coronavirus
José es uno de ellos: "Ahora encima me arrebatan la ocupación más importante que tenía, que era ir a recoger a mis nietas al colegio", dice refiriéndose al reciente cierre de las aulas
José García tiene 82 años, es viudo y vive solo en Alalpardo, un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid. Desde este lunes, 9 de marzo, el ayuntamiento de su localidad ha suspendido todas las actividades destinadas a las personas mayores. "Iba a clases de gimnasia y memoria, para mantener activos la mente y el cuerpo, pero ahora nos han quitado todo".
La decisión de clausurar las aulas en algunas regiones del país ha terminado de trastocar, no solo la agenda, también la vida de miles de ancianos. "Ahora encima me arrebatan la ocupación más importante que tenía, que era ir a recoger a mis nietas al colegio", lamenta José. Dice no entender la medida, por más que se la explican. "Se supone que es para evitar la propagación del virus, pero ahora muchos de esos niños se están quedando con los abuelos, que somos precisamente los que corremos más riesgos con esta enfermedad. Es incomprensible", añade. "Este martes, a las puertas del colegio, no se hablaba de otra cosa", comenta.
Ahora encima me arrebatan la ocupación más importante que tenía, que era ir a recoger a mis nietas al colegio
Su hija y su yerno van a alternar el teletrabajo en casa, así que serán ellos los que se queden con sus nietas. "Aunque te digo que no sé si voy a aguantar sin verlas", confiesa. "Habrá que hacer el sacrificio si es verdad que esto sirve para algo", dice resignado. "Pero sobre todo hay que invertir esfuerzo y dinero en encontrar una vacuna. Esa es la única medida verdaderamente eficaz".
José, por fortuna, está bien de salud y es completamente autónomo. Cocina y arregla su casa, pero conoce a muchos sin tanta suerte. "Imagínate cómo van a vivir esto los mayores dependientes, va a ser muy duro".
Imagínate cómo van a vivir esto los mayores dependientes, va a ser muy duro
La mayoría de Ayuntamientos han anunciado ya medidas para enfrentar esta nueva contingencia: para los ancianos que comían en centros de mayores, ahora cerrados, se han establecido servicios de catering que les acercan la comida a casa. El acompañamiento presencial, sin embargo, en residencias o a domicilio, ha sido cancelado o restringido en gran parte, tanto en la asistencia pública como en la privada.
"Estamos reforzando el apoyo y el seguimiento telefónico, priorizando aquellas personas mayores en una situación de soledad más acusada y sin red de apoyo", nos explican desde la ONG Grandes Amigos, dedicada a procurar afecto y amistad a los ancianos que sienten soledad no deseada. "No podemos visitarles, ni abrazarles, pero intentamos paliarlo con llamadas de teléfono".
Mientras duren las restricciones saldré a andar solo, lo que no pienso hacer es quedarme encerrado en casa, antes prefiero morirme"
Lo que más preocupa a José es que esta situación se alargue en el tiempo. "Ojalá todo esto funcione, y entre las medidas adoptadas y el calor, que dicen que puede matarlo, se consiga acabar con el virus y pronto todo vuelva a la normalidad". Mientras tanto, nos cuenta, saldrá a andar, "lo que no pienso hacer es quedarme encerrado en casa, antes prefiero morirme, necesito salir un rato a respirar".
No lo hará protegido, argumenta que no se ve llevando mascarilla y guantes, pero que ya, cuando se encuentra con algún otro abuelo, evitan saludarse con la mano "nos damos el codo o el pie ", comenta divertido. "El sentido del humor es fundamental para superar cualquier situación", puntualiza. También una tan inusual como esta. "En mis 82 años de vida no he visto nada igual".
En mis 82 años de vida no he vivido nada igual
¿No tiene miedo?, le pregunto, "Me asusta mucho más la soledad que el coronavirus", contesta. "A mi edad cuando te llega el momento te vas y ya está, por un motivo o por otro".
Reconoce que todo esto sería más fácil si aún tuviera a su mujer al lado, fallecida por alzheimer hace cuatro años. "Todos los días la echo de menos y en estos, tan raros, todavía más".