Joana Lliteras Planas llamó a su marido cuando se vio sorprendida por el agua pero la comunicacion se cortó bruscamente. La mujer, farmacéutica en Manacor de 40 años, pensó que podrían salir del coche. Decidió sacar primero a su hija de siete años, Úrsula, que logró sobrevivir gracias a la ayuda de un ciudadano extranjero que se hizo cargo de ella. Joana volvió a por el pequeño, Artur, de cinco pero no pudo ponerlo a salvo.
El cuerpo de esta madre coraje, que tiene otro hijo más, fue hallado en el interior del coche. El de Artur, en cambio, no estaba. Desde entonces, los equipos de rescate, que hoy se han reforzado con 200 efectivos más -800 en total- trabajan sin descanso para dar con el niño. Empezaron por buscar en la zona donde apareció el coche pero ya han rastreado sin éxito todo el recorrido del torrente.
La madre de Joana, Margarita, se ha dejado ver por la farmacia que regentan en Manacor, donde ha recibido las muestras de apoyo y cariño de la gente.
Los equipos de emergencia también encontraron finalmente a los dos ciudadanos alemanes desparecidos, aunque no se descarta que se encuentren más cuerpos.
Donde Joana Lliteras perdió la vida, otra mujer, que también iba en el coche con su hija fue arrollada por la fuerza del agua. Ellas pudieron salir y agarrarse a un árbol hasta que la Guardia Civil las rescató.
Un balance trágico: 12 muertos
El número de fallecidos asciende a 12. Además de la farmacéutica, el torrente asesino de Sant Llorenç se ha cobrado la vida de dos vecinos octogenarios de la localidad, la del exalcalde de Artá, Rafel Gili, muy querido por sus vecinos, y la de un taxista y dos clientes, una pareja de turistas británicos a los que llevaba a su hotel.
El agua también se llevó por delante la vida de Biel Mesquida Salas, un vecino de Son Vives, que no pudo recorrer los 50 metros que le separaban de su casa. Un útlimo cadáver, aún sin identificar, fue encontrado a última hora del miércoles cerca del cementerio de Artá.