El jefe del grupo de Homicidios que investigó la muerte de Heidi Paz, de cuyo homicidio se acusa a César Román, el Rey del Cachopo, ha asegurado que en la maleta en la que se encontró el cadáver había ADN del procesado, que al ser detenido tenía el móvil de la víctima, y todo apunta a su culpabilidad. Desmonta así gran parte de las teorías de la defensa, que señala que Heidi podría estar viva y que un grupo de narcos pudo estar detrás de su huida.
El testimonio del jefe del Grupo Sexto de Homicidios, al mando de los agentes que investigaron el crimen, ha sido claro este viernes: "la única línea de investigación que quedó clara era la de César, las otras se fueron cerrando porque no tenían sentido", ha dicho tras asegurar que un informe de ADN concluyó que el torso encontrado es de Heidi Paz.
"El ADN de César estaba en la maleta. Se concluyó que el perfil genético que había en la maleta era de César, y también había perfil genético de Heidi", ha asegurado el mando policial, que ha ido dando detalles de la investigación al contestar a numerosas preguntas de todas las partes. Este dato desmoneta otra de las líneas de defensa del Rey del Cachopo.
Entre otros puntos ha aclarado que la investigación de los teléfonos concluyó que sobre las 12:30 o 13:00 horas del 13 de agosto de 2018 César Román estaba en la zona de Sebastián Gómez, donde apareció el cadáver, y es "la única persona" localizada en ese punto, ya que se descartó que ninguno de sus socios o conocidos estuviera. Además tenía llaves de la nave.
Ha reconocido la maleta que le han mostrado como en la que apareció el torso de Heidi Paz, así como dos cuchillos que pertenecían a la empresa del acusado, uno de los cuales se recogió en la nave y tenía restos de sosa cáustica, el producto con el que se había rociado el cuerpo. También se hallaron en un cubo de basura de la nave dos botes de sosa cáustica recién usados.
Ha explicado que el teléfono de Heidi fue hallado en el piso de Zaragoza en el que vivía cuando fue arrestado y que había sido usado por última vez el 5 de agosto sobre las 05:30 de la madrugada, cuando Heidi lo usó la última vez para llamar a César.
Sobre el pasado de Heidi Paz este responsable de Homicidios ha relatado que se investigó y "era una persona muy normal que vino a España y siempre había trabajado de camarera" y ha negado "rotundamente" que "tuviera relación ni con bandas organizadas ni narcotráfico".
Preguntado por la defensa de César Román sobre si es habitual que las bandas organizadas actúen como en este crimen, el mando policial ha dicho que no, y que de hecho suele ser "totalmente lo contrario": "Las mafias o las bandas si quieren dar un escarmiento lo que hacen es ajustar dando dos tiros y dejando a la víctima tirada en la calle, pero no tratar de dejarla sin identificar", ya que "quieren que se sepa que han matado esa persona", ha sostenido.
Este agente acudió en persona a la nave de la calle Sebastián Gómez número 3 del distrito de Usera-Villaverde y vio el torso dentro de maleta, rociado con una sustancia blanquecina que luego se supo que era sosa cáustica, así como la fogata en la que había varias pertenencias de Heidi, entre ellas dos masas que parecían las prótesis mamarias que luego se comprobó que habían sido arrancadas a la víctima.
El jefe del Grupo Sexto de Homicidos ha concluido que en esa época "había mucha gente buscando a César porque les debía dinero". Sobre la madre de Heidi, Gloria, ha dicho que inicialmente tuvo "miedo" de que "su hija estuviera metida en un lío" y "no entendía lo que podía pasar", pero luego colaboró.