Por su propio pie, con paso firme pero aún aferrado al brazo de su esposa, Isidre se despide de la que ha sido su casa durante los tres últimos meses. Aquí, en la UCI del Hospital del Mar ingresó el 15 de abril. Su diabetes le complicó la infección por Covid-19 y terminó intubado. Pero en cuanto pudo respirar por sí mismo, los responsables de la UCI lo prepararon para darle la sorpresa de su vida.
Su imagen, abandonando el hospital para contemplar el mar desde una cama de UCI, dio la vuelta al mundo. Un paseo tan curativo con el mejor medicamento. Porque aunque no lo sepa, Isidre ha protagonizado una de las imágenes de la pandemia. Llevaba más de dos meses en la UCI y ya no podía más sin ver el mar. Era su mayor deseo. Los miembros del proyecto HUCI, que quiere humanizar los cuidados intensivos, lo hicieron posible. El sueño se cumplió cuando Isidre dio negativo en las pruebas de PCR.
Judith Marín, intensivista del Hospital del Mar de Barcelona, explicaba entonces que "las salidas al exterior es un punto más de ayudas terapeúticas para nuestros enfermos graves que no son solo paseos curativas, sino también la orientación o la movilidad precoz, y tienen como objetivo mejorar la calidad de vida y pronóstico de los pacientes una vez superada la fase crítica de la enfermedad", explica.
Los intensivistas están sorprendidos porque los pacientes con coronavirus para muchos días en la UCI. Y advierten de las secuelas que esto provoca. De hecho, cada 24 horas en la UCI necesitan tres días para poder recuperarse, por eso muchos que lo logran no pueden en principio ni coger una cuchara.
Ahora a Isidre le queda por delante la larga recuperación a la que se enfrentan quienes han pasado tanto tiempo en la UCI. Antes de poder zambullirse en este mar que tanto bien le ha hecho.