Tras el hallazgo de cuatro caballos salvajes muertos tirados en una manga, un canal de hormigón utilizado para vacunar y desparasitar a los animales, en un monte de la parroquia de Viladesuso, en Oia (Pontevedra), el colectivo de ganaderos se mantiene intranquilo.
Pero ha sido este martes, tras los resultados de la autopsia realizada a los equinos, cuando el servicio de Sanidad Animal de la Xunta y la Guardia Civil han confirmado que los animales fueron brutalmente asesinados tras ser golpeados con una barra de hierro que les fracturó el cráneo, según informa 'El Faro de Vigo'.
Estas primeras investigaciones de los agentes del Seprona encargados del caso han sembrado el horror entre los ganaderos de la zona, quienes no encuentran explicación a lo sucedido y aseguran que ha sido un acto de "hacer daño por hacer", ya que los animales "no molestaban a nadie".
Aunque aún se desconocen las causas que pudieron motivar tal crimen, se siguen barajando las hipótesis iniciales. Una de ellas apuntaba a un acto en contra del propietario, sin embargo, esa teoría ya ha sido descartada porque cada uno de los caballos, que portaban un microchip identificador, pertenecía a diferentes dueños.
Con todo, Modesto Domínguez, presidente de la Asociación de Gandeiros de Cabalos Serra da Groba, sí cree que el responsable de la matanza debía conocer muy bien la zona y que no lo hizo solo, puesto que "no sería capaz de meter a los cuatro caballos en la manga", mucho menos siendo salvajes.