La riada en Setenil de las Bodegas, Cádiz, se llevó por delante varias casasInformativos Telecinco
Una tromba de agua y barro anegó en cuestión de minutos las calles de la localidad gaditana de Setenil de las Bodegas
La riada, con casi 60 litros por metro cuadrado en apenas un cuarto de hora, destrozó calles, viviendas y carreteras
El Ayuntamiento del municipio ha solicitado la declaración de zona catastrófica
Angustiosos momentos por el aluvión de agua y barro que anegó, literalmente, el municipio gaditano de Setenil de las Bodegas. La tremenda tromba que cayó durante la tarde de este martes provocó una situación crítica en la que hubo, incluso, que evacuar a varias personas mayores ante la amenaza de estas inundaciones.
Unas riadas catastróficas que han arrasado calles, viviendas y carreteras. La periodista Victoria Talero asegura que "hay medio centenar de casas afectadas" puesto que "llegaron a caer casi 60 litros por metro cuadrado en apenas 15 minutos". Luego siguió lloviendo, pero con menos intensidad. Cuenta que "lo curioso de esta riada es que se ha llegado a encontrar una caja fuerte debajo de un coche". Talero añade que "un policía local tuvo que rescatar a una persona mayor que se encontraba en el interior de su vivienda".
Dichos destrozos no solo están a la vista en calles y patios. Al entrar en las casas de Setenil de las Bodegas se pueden ver pasillos embarrados y recorrer habitaciones en las que una parte de la riada permanece encerrada.
La riada se llevó por delante la estructura de algunas casas
Algunas viviendas no resistieron la fuerza del torrente y sus paredes se han deshecho en un montón de escombros. "Esto ha sido un río. Tremendo", exclama uno de los vecinos. Las empinadas calles aceleraron el descenso de un agua manchada de barro dejando inundado esta localidad gaditana y abalanzándose puertas adentro.
"Nos metimos para a ver si podíamos cerrar la puerta y nos vino el barro encima hasta arriba", explica una mujer. Por ello, no sólo basta con barrer y fregar. Y es que en algunos hogares hay que limpiar incluso con palas. "Fue una tromba descomunal", dice una señora.
Las alcantarillas siguen con el fango incrustado. Y los muebles se sacan a la calle para hacerle hueco a una limpieza que se hace entre lamentos. "Dios mío de mi alma, en qué poco tiempo...", lamenta una vecina. Unos minutos tormentosos que bastaron para que el Ayuntamiento pida la declaración de zona catastrófica.